“Sólo quienes son bastante locos como para pensar que pueden cambiar el mundo lo cambian realmente”. La impresión final de uno de los 500 JMU presentes en el encuentro 2011 es clara: ¡los Jóvenes por un Mundo Unido no creen en utopías, sino en un Ideal por el cual vale la pena gastar la vida!
Una alegría general y explosiva.

“Se necesita un gran corazón para creer en este ideal y ¡me han hecho creer también a mí!”. “Basta mirarlos a la cara: ¡toda gente que ahora es realmente feliz!” “No veo la hora de irradiar al mundo entero con esta luz, ¡regreso a casa sólo por esto!”; éstas son sólo algunas de las muchísimas impresiones recogidas.
La última mañana de programa, antes de que la fiesta prosiguiera en Roma con la vigilia en el Circo Máximo y la ceremonia del domingo en San Pedro por la beatificación del Papa Wojtyla, se tuvo la posibilidad de experimentar la naturaleza propia de los Jóvenes por un Mundo Unido, es decir dirigir la mirada al mundo entero.

Piero Coda, director del Instituto Universitario Sophia (en Loppiano, Florencia), junto con dos de sus estudiantes, guió la reflexión sobre la importancia del diálogo en cada situación, especialmente hoy que las civilizaciones –después de haberse desarrollado durante siglos aisladamente- están llamadas por la historia a una continua confrontación, a un intercambio, a la interdependencia. Fueron emblemáticas algunas de sus palabras: “La historia está hecha de algunas figuras proféticas que saben iluminar la acción humana siempre hacia nuevos horizontes, pero es al mismo tiempo es fundamental que existan cotidianamente también tantos constructores de puentes, como pueden ser ustedes, que enseñen con la vida el arte del diálogo”.

Estaba presente también una delegación de jóvenes del Movimiento budista japonés Rissho Kosei-kai quienes presentaron su asociación, -desde hace años en diálogo y en estrecha amistad con el Movimiento de los Focolares- (con la Acción Arms Down) y las actividades desarrolladas el año pasado a favor del desarme nuclear y recientemente a favor de las víctimas del terrible terremoto que sacudió el norte de Japón en 11 de marzo pasado.

Fue un límpido testimonio, de cómo ‘construir puentes’ entre Movimientos, culturas y experiencias diferentes trae frutos inesperados.

Decían los jóvenes de la Rissho Rosei-kai al final del encuentro: “¡Desde este momento de intercambio con los JMU nos llevamos sobre todo una cosa, la certeza de que cada uno de nosotros es distinto del otro, pero al mismo tiempo es bellísimo jugar con estas diferencias hasta llegar a la unidad entre todos!”.

Hasta el 8 de mayo de 2011 sigue la Semana Mundo Unido por: www.mondounito.net

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