“No nos asusta un hijo que viene de lejos y que tendrá rasgos distintos, otro color de piel, otra cultura y un estilo de vida diferente del nuestro –dicen María Pina y Angelo Caporaso-. Es más nos entusiasma poder donar nuestro amor, abrir nuestra casa y nuestro corazón a niños afectados por el drama del abandono”.

La voz de las familias, los aspectos socio-culturales y político-institucionales de la intercultura se presentan en el congreso titulado Si amas a mi país, me amas a mí – itinerarios interculturales de la adopción internacional (11 y 12 de junio de 2011, Castelgandolfo, Roma), desarrollado bajo el patrocinio del Presidente de la República.

El encuentro promovido por Acción para Familias Nuevas onlus estaba dirigido a los funcionarios (trabajadores sociales, psicólogos, profesores, empleados del sector, políticos, etc.) y, en especial, a las parejas orientadas a adoptar.

Las intervenciones de los representantes y referentes del extranjero de algunos países en donde AFN trabaja pusieron  en evidencia la labor que se realiza en el país de origen de los niños, desde las autoridades centrales extranjeras hasta los funcionarios de AFN. El punto de vista de los niños y jóvenes adoptados emergió a través de varias reflexiones y en especial del testimonio de dos chicas gemelas brasileñas, adoptadas en 1984, hoy una es psicóloga y la otra trabajadora social.

“El mundo de las adopciones es un laboratorio de experiencias, que nos abre un horizonte de diferencias. Incluye dinámicas de relaciones que nos ayudan a ser pioneros en un mundo donde todos, personas y pueblos han de saber adoptarse recíprocamente”. Así dijo Giuseppe Milan, profesor de pedagogía intercultural de la Universidad de Pádova, quien subrayó la importancia de una red entre familias que “facilite el contacto-encuentro y el acompañamiento educativo y puede abrir un camino de salvación al acróbata sin red: el niño adoptado”.

Según el profesor Alberto Lo Presti, es necesario empezar por el concepto de bien común, un valor que se ha perdido en las sociedades modernas y “podrá realizarse sólo si se deja crecer ese común hasta llegar al punto de incluir a cada hombre”.

“A diferencia de hace algunos años la adopción hoy tiene lugar en una sociedad multicultural de hecho donde la inmigración es cada vez más estable. Sin embargo esta realidad va acompañada de ansiedad y preocupación que afectan también a las parejas que adoptan”. Dijo la Profesora Milena Santerini, docente de Pedagogía Social e intercultural en la Universidad Católica de Milán, y dirigente de un ente autorizado para coordinar adopciones internacionales, la ACAP-Sant’Egidio. “Los padres sensibles tienen que ver al niño/a adoptado que viene de otra cultura… como en una persona en crecimiento, con algunos rasgos propios, experiencias ya vividas en sus primeros meses o años, pero sobre todo abierto al cambio y a la influencia externa”.

“Nuestro itinerario adoptivo empezó en un momentos en el que nuestra vida era muy rica de experiencias y orientada a lo social” – Rita y Mario son una familia multiétnica: la niña adoptada,  a la edad de 6 años, es de Vietnam, él de América Latina y ella europea. – “El impacto con Yngat no fue suave… Cada uno tuvo que superar obstáculos interiores que ni siquiera creía que tenía y este trabajo constante nos ha madurado como personas. Ciertamente hemos pedido ayuda en los momentos más delicados, dirigiéndonos a la oficina de atención a los ciudadanos y también frecuentando grupos de familias con las que compartimos esta experiencia de vida. Un camino que prosigue”.

El reto de la adopción es tan complejo como fascinante. Exige estar abiertos a la humanidad y dispuestos a ir más allá de las propias expectativas. Es necesario acoger al niño así como es, perdiendo los propios esquemas de referencia, culturales y de comportamiento, para que se pueda iniciar un intercambio recíproco de dones entre padres e hijos, en la construcción de una pertenencia común dentro de la compleja red familiar y social.

Cuando un hijo llega de lejos, Città Nuova n.11/2011

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