Después de un viaje de alrededor de 32 horas, Franco Pizzorno y Pierangelo Tassano del Movimiento Humanidad Nueva llegaron a Singida, en Tanzania.

El objetivo del viaje: participar en una escuela de formación, del 21 al 25 de junio, para 70 dirigentes de los “voluntarios de Dios”</strong> provenientes de Kenia, Uganda, Burundi, Ruanda, Congo y Tanzania comprometidos en infundir en varios ámbitos de la sociedad los valores del Evangelio.

Intensos y fructíferos los cinco días de escuela, durante los cuales se puso en evidencia la importancia de dar testimonio con la vida de la actualidad y la eficacia de las palabras del Evangelio. Las reflexiones culturales y espirituales, a cargo de los mismos voluntarios y voluntarias, suscitaron un intercambio profundo de experiencias, hicieron surgir las líneas fundamentales para la búsqueda del bien común y de la paz en la sociedad y entre las etnias, con especial referencia al mundo del trabajo y de la educación.

 «Los pueblos de estas Naciones –cuentan Franco y Pierangelo- llevan en el ADN la semilla de la comunión y de una auténtica creatividad, quizás en una medida mayor con respecto a la de los de otros continentes.

El término típicamente africano “Ubuntu”, que expresa la realidad “yo soy lo que soy por mérito de lo que somos todos”, es la raíz natural de una cultura hecha de relaciones que hace ver los problemas desde una óptica distinta, abriendo espacio a nuevas intuiciones desde donde surgen soluciones válidas para los problemas de la sociedad africana y no sólo».

></Cuenta Jean Bosco, ugandés: «M. vive en mi ciudad. Es una persona enferma de SIDA y otras enfermedades colaterales. Es anciano e indigente. Convoqué a una reunión del comité ejecutivo de la parroquia para entender cómo ayudarlo, y con mi esposa nos hicimos cargo de él: lo mantuvimos con comida, medicinas, lavándole la ropa… y también otros amigos nos ayudaron a asistirlo. M. hora forma parte de nuestra comunidad. Estos gesto no pasaron desapercibidos y nuestro testimonio se ha convertido en un estímulo para que muchos mejoren su sensibilidad hacia quien pasa necesidad».

 Concluyen Franco y Pierangelo: «Partimos con la conciencia de que los pueblos de este continente tienen mucho que donar a todo el mundo, y por lo tanto nos pusimos a la escucha de sus necesidades más urgentes, pero sobre todo de una cultura tan distinta y tan rica. Como siempre hemos recibido muchísimo más de lo que hemos dado.»

 

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