El ‘frío’ mes de agosto ha sido inolvidable para los miembros del Focolar de la ciudad de Curitiba: las tres sedes del poder político –la Cámara de Diputados del Estado, el Municipio, y la Cámara del Consejo Comunal- del 20 al 24 del mes rindieron homenaje a la persona de Chiara Lubich.

Inauguración del Memorial Chiara Lubich: a pesar de la tardanza debida a la lluvia, el alcalde Luciano Ducci –tal como había anunciado la prensa- inauguró el 20 de agosto el nuevo centro cultural, como un “monumento de entrada” al Parque de los Trabajadores, en la zona industrial de la ciudad. La idea de “fijar en Curitiba la memoria de esta mujer”, dedicándole una avenida, una plaza o un centro cultural, se remonta a una iniciativa del Consejero Comunal Tito Zeglin, cuando en el 2009 la capital de Paraná fue candidata como sede del primer “City-Forum”.

En la Asamblea Legislativa del Estado, en la sesión extraordinaria del 23 de agosto, el diputado  Reihnold Stephanes Junior, propuso, con la aprobación unánime del parlamento, entregar un diploma póstumo a Chiara Lubich.

En dicha ocasión, una sorpresa: tomó la palabra el Director de la Oficina de Correos del Estado de Paraná, Areovaldo Figueiredo, miembro de la comisión del Movimiento Político por la Unidad local, para presentar una estampilla del Correo Brasileño, dedicada a Chiara Lubich, personalizada con su foto.

El Arzobispo Mons. Moacir José Vitti, directamente desde Madrid donde se encontraba para la JMJ, envió un mensaje, que entre otras cosas decía: “Chiara, con su valentía y su fe inquebrantable en Dios, ha encantado al mundo con su forma de vivir y con sus obras que todavía hoy prosiguen”. Como conclusión, el 24 de agosto, en una Sesión Especial en Homenaje a Chiara Lubich, en la sede del Consejo Comunal tuvo lugar la entrega de un pergamino propuesto con el Consejero Tito Zeglin.

En cada una de estas ocasiones los políticos y las personalidades presentes confirmaron su adhesión a lo que María Voce –presidente de los Focolares- propuso con su mensaje: “Que estos eventos sean ocasiones favorables para ofrecer a la colectividad, con nuevo impulso, todos esos valores positivos, que derivan de la adhesión al espíritu de amor y fraternidad, importantes en la vida cotidiana y en la acción política: buscando primero que nada lo que nos une y prefiriendo el bien común a los intereses particulares. Es decir enmarcar el propio ambiente, privado, social y político en un horizonte más amplio, el de la familia humana”.

 

 

 

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