A media hora en carro del aeropuerto de Eindhoven se encuentra la ciudadela del Movimiento de los Focolares en Holanda: Marienkroon (Maria cononada). Falta poco para la llegada y los autos que llevan a Marìa Voce, Giancarlo Faletti, se ven literalmente rodeados por una nube de bicicletas decoradas con globos y pequeñas luces, que tocan sus campanas. Acompañados por este cortejo, llegan delante del arco de la entrada mientras que cae la noche. El pesado portón está cerrado, es María Voce (Emmaus) quien lo abre, con una gran llave.

Más allá del portón está un enorme prado verde, rodeado por las construcciones del ex monasterio cistercense que fue reestructurado en gran parte hace diez años, para adaptarlo a las exigencias de un moderno centro de cultura y espiritualidad. Mientras suena la tromba, la bandera del Movimiento con la estrella dorada de cuatro puntas sobre un fondo azul, es izada. Un momento sencillo, y lleno de significado. Cada uno de los habitantes de la ciudadela quiere darle la bienvenida personalmente a la presidente y al co-presidente.

Se prosigue con la visita del complejo que a menudo acoge a estudiantes y asociaciones que quieren conocer sus características y estilo de vida. Los eventos culturales que se realizan regularmente son muy apreciados por los habitantes de zona; cada año aquí tiene lugar, entre otras cosas, la feria del libro, una semana de vacaciones para muchachos de los alrededores, una subasta de plantas, además de realizar los más diversos encuentros de espiritualidad.

También hay una torre, un laguito, dos establos, una capillita y un pequeño cementerio que, además de los padres que nos han precedido, acoge también a los primeros cuatro habitantes de la ciudadela que fueron al cielo. Situada en el centro de Holanda Marienkroon atrae a personas de todo tipo: jóvenes y adultos, cristianos y personas de otras religiones o sin una referencia religiosa. Después de una búsqueda que duró más de 10 años, en el 2000 el Movimiento le compró a los padres cirtercenses el terreno y las construcciones, por el valor simbólico de un euro. Dos de los padres viven todavía aquí, junto al cardenal Simonis: son tres amigos del Movimiento.

En los próximos años están previstas muchas otras obras de remodelación de la ciudadela, para que sea cada vez más funcional y responda a la profecía de Chiara Lubich quien, en una visita suya a Holanda en 1982, decía: “Primero que nada tenemos que hacer ver la vida de una comunidad, el lugar donde se trata de vivir el Evangelio. Esto atrae y después la evangelización resulta espontánea”.

Del enviado Giulio Meazzini

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