La ciudad donde viven Reina y Jorge Gutiérrez y su familia se llama La Guardia, está a veinte kilómetros de Santa Cruz, una ciudad boliviana que está emergiendo.

Reina es sensible a los sufrimientos de los niños ya que ella misma, a la edad de seis años, quedó huérfana de madre, y a ella y a su hermanito los pusieron en una Institución. Años después la intuición de la guardería la compartió con un voluntario de la AFN. Cuenta: “No teníamos nada, pero estábamos en las mejores condiciones para creer en la providencia de Dios. Poder mostrar que el Ideal de la unidad cambia radicalmente a las personas me pareció un aporte particularmente boliviano a la evangelización”.

“No basta la buena voluntad, sirve también la formación integral. Por lo tanto me inscribí en Psicopedagogía a partir del momento en que intuí que podíamos abrir el jardín de infantes”. Se graduó en cuatro años, el período en el cual se realizó el proyecto y la construcción de la guardería, que se concluyó en el 2008 y se inauguró ante la presencia de muchas autoridades, y de los vecinos.

Teniendo necesidad de pan para los 120 niños del asilo, Reina inventó una panadería, modesta pero muy eficiente, a cargo de un equipo bien coordinado, compuesto por Doña Esperanza, Carlitos, un niño de nueve años, su hijo Daniel que tiene 18, y una chica de 15 años, que trabaja en la panadería y estudia de noche.

Del jardín de infantes llega el eco de los niños y sus juegos. Los locales se ven muy limpios y bien diseñados. Las maestras entretienen a los niños de varias edades, de los dos a los diez años, con diligencia y una pizca de anarquía que no hace daño. Inventan juegos con globos de colores, distribuyen la merienda como si fuera una exploración aventurosa. Cada niño tiene su propia historia de pobreza y marginación, de alcoholismo e infidelidad por parte de los padres, de heroísmo. Historias increíbles.

En un local hay dos mujeres que están cociendo. ¡Regina se inventó también una sastrería! Está Rita que tiene siete hijos, que es maestra, y que viene cuando está de vacaciones. Y Elisa quien en cambio fue abandonada por su marido y que estando aquí sale de la depresión. Reina es así: viendo las personas en dificultad encuentra soluciones adecuadas. La oficina de Reina está llena de libros. Aquí esta mujer hace también terapia para los niños con dificultades de aprendizaje.

La guardería se sostiene con impuestos municipales y con la colaboración de ONG, sobre todo con el apoyo a distancia de Acción Familias Nuevas; sin olvidar el aporte del Estado para la alimentación, se le pide también una cuota de 1,20 bolívares por día (10 centésimos de euro) a los padres de los niños, con el fin de mantener su dignidad y su participación. Todos los que trabajan en el asilo o en actividades complementarias hacen todo lo posible para “suscitar la providencia”.

Se destaca una frase que está debajo de una fotografía de Chiara Lubich: “Sean siempre familia”. “Esta frase la hice mía –concluye Reina-. Trabajo todos los días para que los niños siempre puedan encontrar un espacio de familia”. Casi como para sanar una herida que viene de lejos. De su corazón.

Para sostener los proyectos de AFN-onlus se puede depositar el propio aporte a una de las siguientes cuentas:

  • C/C postale n. 48075873
  • c/c bancario n° 1000/1060 en BANCA PROSSIMA

Cod. IBAN: IT55 K 03359 01600 100000001060

A nombre de

ASSOCIAZIONE AZIONE PER FAMIGLIE NUOVE – Onlus

via Isonzo, 64 – 00046 GROTTAFERRATA (Roma)

 

(Fuente: “Spazio Famiglia”, un encarte anexo al n.21 de Città Nuova 2011, pág. 12 – 13)

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