«El Movimiento político por la unidad en Argentina (Mppu), trabaja desde hace años para difundir la dimensión de la fraternidad en el seno de la vida de los partidos políticos, al igual que se hace en otros países donde está presente. Juan José Pfeifauf (del Partido “Frente para la Victoria”) y Pilar Goldmann (del Partido “GEN/Generación para un Encuentro Nacional”), son dos jóvenes que llegaron de visita a Río Grande (Tierra del Fuego, Argentina), la capital más al sur del mundo.

Militantes de dos partidos políticos distintos, han querido recordar que inspirarse en la fraternidad significa “concretar esta idea entre partidos políticos diversos, haciendo un ejercicio de empatía hacia el otro, con humildad, sabiendo que nadie posee la verdad absoluta con respecto a un proyecto, y empezando por reconocer en el otro a un interlocutor válido y necesario”.

Su visita está en el marco del itinerario de acompañamiento de la Escuela de formación política local, que tiene clases puntualmente todos los sábados. Ellos frecuentaron primero las Escuelas del Mppu en La Plata (Buenos Aires). Ahora Pilar es tutora de otra escuela en San Miguel del Monte, en la provincia de Buenos Aires, donde la animaron a lanzarse como consejera comunal en las últimas elecciones políticas.

Sobre la participación de los jóvenes en la vida política activa, la impresión de Pilar es que “desde los años Noventa hasta hoy se ha verificado en Argentina un crecimiento en el compromiso político, aunque no se puede decir que el 100% de los jóvenes esté interesado en ella”. Pero los jóvenes no deben ser considerados sólo como sujetos a los que se dirigen algunos programas ocasionales: “los jóvenes tienen que llegar a ser los principales actores en el ámbito público. La renovación de la política pasa por allí”.

El Mppu/Argentina, que se inspira en los principios de la fraternidad ínsitos en la propuesta de la espiritualidad de Chiara Lubich, cumple 10 años en el 2011. Se constituyó debido a la grave crisis económica que lesionó la región ese año inolvidable provocando un aumento de la pobreza en la sociedad. Un momento en el que se verificó un auténtico divorcio entre la gente y la clase política, un divorcio que sólo recientemente parece que se está recomponiendo.

Pilar cuenta que, ante las premisas de aquella crisis, algunas personas animadas por la espiritualidad de la unidad, se comprometieron a hacer nacer las Escuelas de formación política y social, “para tratar de dar una respuesta y marcar un cambio de ruta, al constatar la necesidad de reconstruir las bases de la relación entre la sociedad y las instituciones; no sólo, también para difundir semillas de diálogo y trazar un camino común”.

Hoy bien se puede decir que se ha hecho mucho camino y que cientos de jóvenes argentinos han pasado por estas escuelas. Un “capital” que ya está maduro para contribuir al desarrollo del país sudamericano: el compromiso sentido por ellos de llevar la fraternidad a la política, entendida como servicio.

A cargo de Daniela Ropelato (fragmentos de un artículo publicado en el  Diario El Sureño, el 16 de noviembre de 2011)

 

 

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