La estadía en Austria de la presidente y del copresidente del Movimiento de los Focolares tuvo el jueves 17 de mayo tres entrevistas muy distintas entre ellas pero de gran significado: la visita, que incluía también la Misa y el almuerzo, a la abadía cisterciense de Heiligenkreuz, corazón místico de la Foresta Vienesa; el siguiente encuentro en el arzobispado de Viena con el cardenal Christoph Schönborn; y finalmente en el Centro Mariápolis Am Spiegeln, a la noche el encuentro con un nutrido grupo de “Jóvenes por un mundo unido” que llegaron de varias localidades del País, con el título “Let’Bridge Austria”, una de las etapas introductorias hacia el próximo Genfest de Budapest (31 de agosto-2 de septiembre 2012)

 Pasando en revista los acontecimientos del día, el copresidente Giancarlo Faletti nos confió “la profunda impresión que tuvo durante la visita al Heiligenkreuz, abadía milenaria vinculada a un carisma –el benedictino- que expresa toda su vitalidad a través de las mismas paredes, a través de la liturgia y a través del recibimiento verdaderamente fraternal recibido por el Abad y por los mayores responsables de la comunidad cisterciense”

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 Y la presidente María Voce, habló sobre el  coloquio muy abierto y cordial que mantuvo con el primado de Viena: “El Cardenal tiene un gran aprecio por el Movimiento por lo que hace en Austria y por el testimonio que da el Centro Mariápolis; ha también agradecido a las focolarinas y los focolarinos de Viena por haber recibido inmediatamente y puesto en práctica su pedido de una escuela de formación para crear discípulos de Cristo. Por mi parte le agradecí por la posibilidad que dio a nuestros sacerdotes de formar un focolar en la incipiente ciudadela. La vida en común entre sacerdotes es un argumento de especial sensibilidad para el Cardenal, el sufre profundamente en su corazón la soledad en que a menudo los sacerdotes viven. Entre otras cosas recordó a Chiara Lubich, que vió por primera vez en el Sínodo del vigésimo año del Vaticano II, al cual ella fue invitada junto con la madre Teresa de Calcuta. En aquella época, él era un joven teólogo y no se había animado a acercarse a estas dos figuras, a quienes admiraba por su fuerza carismática”

 Ambos, luego, a propósito de la efervescente noche transcurrida en el Centro Mariápolis – dos horas y pico de testimonios, momentos musicales y diálogo entre generaciones -, coincidieron: “Fue hermoso, un verdadero baño de vitalidad. Por la apertura y libertad de  esquemas, los jóvenes se parecen en cualquier parte del mundo. Era interesante mirar sus ojos, sus rostros, sentirlos proyectados hacia el futuro pero también escuchándonos, que tenemos la experiencia en las espaldas. Cuando el Cardenal supo sobre ellos y sobre el Genfest, estaba contento: observaba que los jóvenes tienen necesidad de estas manifestaciones de masa para no sentirse solos y pocos, sino juntos tomar coraje para testimoniar su fe en Cristo”

 Por Oreste Paliotti, enviado

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