El jardín del Centro Mariápolis de Castel Gandolfo es un inmenso parque de juegos pleno de banderines, cintas de papel coloreado, globos. Dentro hay niños alegres que tienen mucho que hacer. Se mueven en equipos, todos juntos, todos sudados. Pero apenas los frenas para preguntarles quienes son, de donde vienen, porque están allí y si están contentos, te miran fijo, fijo en los ojos y te abren el corazón sin palabras rebuscadas. Con ellos están también  chicos un poco más grandes los Gen 3 y los asistentes. Hay también algunos padres.

Este es un fragmento del congreso Gen4 que se desarrolló desde el 14 al 17 de junio. Asistieron 400 niños provenientes de toda  Italia, de distintos Países europeos y una rica y vital representación de Corea.  Gustó mucho a todos el slogan del encuentro: “Un hermano, dos hermanos….muchos hermanos”. Porque lo gritan a menudo y todos juntos, pero sobre todo porque lo comprendieron viviéndolo en primera persona.

No hay ambiente de escuela sino de familia. Y de verdad, el encuentro se realiza con muchas voces. También en el palco, el micrófono pasa espontáneamente de los adultos a los niños, a los muchachos. Todos tienen voz en capítulo, desde los más pequeños a los más grandes. Todos dan una contribución: unos presentando, otros haciendo juegos de prestidigitación, otros que cuentan algo, como en una verdadera familia. También las focolarinas del Centro Mariápolis asisten a este gran juego de la vida, ellas cuentan como construyen el congreso no tanto en lo visible sino desde un sector más oculto.

“Es un gimnasio para convertirse en campeones en el amor…”. Fue el augurio que  Maria Voce les mandó a los Gen 4 reunidos en el congreso. Y así fue. La apuesta es alta pero ellos están para recorrer el camino en cuatro etapas: descubrirnos hermanos, darnos una mano, recomenzar, encontrar a Jesús en todos.

“Hice una cometa de papel y me había salido muy bien – cuenta Nicolá – Pero me encontré con un niño que no tenía cometa, se la regalé y me sentí feliz”. Y Marco cuenta: “Estaba solo delante del  arco y en lugar de hacer el gol le pasé la pelota a otro Gen4 para que lo hiciese él”

En las primeras filas, asistiendo a sus jornadas, están algunos de los primeros compañeros de Chiara Lubich, Bruna Tomasi, Marco Tecilla y Bruno Venturini. Hay también chicos más grandes de la “Escuela Gen de Loppiano”.  Futuro, presente y pasado se entremezclan con armonía como las raíces y la copa de un árbol: los Gen 4 les hacen preguntas incisivas como por ejemplo la de Luca de Trento: “Desearía mucho que no existiesen guerras y hambre, ¿qué podemos hacer nosotros Gen4?”, o la de Francesco de Seúl: “¿Ustedes han encontrado Dios de verdad y directamente en vuestra vida?”

En el programa, está la Misa como el “encuentro con Jesús”. Y dentro del respeto de la liturgia, el sacerdote encuentra el modo y el espacio para que los Gen4 puedan presentar sus actos de amor, las canciones animadas y hay muchos momentos para hablar con Jesús de tú a tu. “Jesús es un punto de referencia, un amigo que está siempre al lado”, dice con seriedad un Gen4 enganchado en un juego de equipo.

Tuvieron gran éxito los numerosos workshop pensados e ideados con un nuevo acercamiento a la formación integral de la personal. “El consumismo –explican los responsables del Centro Gen4 al presentar los grupos de trabajo- deforma a los niños desde los primeros años de vida. Por esto es necesario realizar actividades que ayuden a la persona a ser protagonista, a expresar en forma creativa, a saber superar los  obstáculos, a tener acceso a su interioridad y a desarrollar el sentido del bien común”.  

Y aquí brotan propuestas: construir un instrumento musical y aprender a tocarlo, cantar y bailar, experimentar mezcla de colores distintos y componer juntos mandalas, modelar un pedazo de madera para que nazca un delfín, quedar encantados frente a las infinitas posibilidades de componer mosaicos y usar material reciclado para construir aviones, cometas y paracaídas.

Volviendo a casa, los Gen4 dejaron en Castel Gandolfo un signo concreto de amor y de solidaridad: más de 4000 juegos para entregar a los niños que viven en zonas de guerra.

No comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *