Idealidad y acción. Profundización cultural. Elementos que están siempre presentes en el proyecto de Economía de Comunión (EdC), una realidad viva, que tiene futuro, porque existen los jóvenes: “Cuando una realidad no tiene jóvenes, no tiene nada, porque sin ellos falta el entusiasmo, la creatividad, el optimismo, la gratuidad. Los jóvenes deben ser los protagonistas”. El que habla es el economista Luigino Bruni, coordinador internacional de EdC, uno de los docentes que intervinieron en la escuela de Recife, la última realizada en este tiempo. Las “escuelas de EdC” se desarrollan ya desde hace años, en las varias latitudes, y se multiplican: en Italia, Francia, Argentina, Brasil, en el 2011 una escuela panafricana en Kenya y próximamente en Portugal. En las semanas pasadas se realizaron en Chile y Brasil. Con el sabor de un nuevo camino abierto, en Santiago. Entusiasmo de la consolidación de un proyecto en Recife. Pero el DNA es el mismo.

Video saludo a la escuela de Recife

“Podemos imaginar que una escuela concluida, puede ser de verdad el punto de arranque para el nacimiento de empresas de EdC en Chile”, afirmó el prof. Benedetto Gui, representante del Instituto Universitario Sophia, partner de la escuela de EdC chilena, la primera que se realiza en el país andino. Una escuela que fue muy anhelada por los dos decanos de las dos Universidades chilenas que para responder concretamente a la “provocación” del Papa Benedicto XVI  en la Caritas in Veritate  pensaron en dar a conocer a sus estudiantes el modelo económico de la Economía di Comunión. Los estudiantes de la Universidad Católica Silva Henriquez de Santiago de Chile y De la Santísima Concepción de Concepción, reunidos desde el 5 al 8 de julio, escuchaban hablar de Economía de Comunión por primera vez. El escepticismo del principio dejó el paso a la adhesión al proyecto, así se expresan los jóvenes de Recife: “Los invitamos a vivir una experiencia donde los valores juegan un rol importante. Esta economía no es una cosa insensata, es una cosa hermosa que se puede vivir, que rompe los esquemas tradicionales de la empresa y del consumismo”

Y lo que convence a estos futuros ingenieros comerciales e inspectores contables, más que cualquier cosa, son los testimonios de los empresarios, como el de Bernardo Ramirez, dirigente industrial, y presidente de la Sociedad Foco, nacida como una cooperativa de ahorro, única empresa de EdC de Chile. Y de Bettina Gonzalez, titular de una agencia de viajes de EdC de Buenos Aires. Refiriéndose a su experiencia, ha comunicado un modo de trabajar decididamente contra la corriente: clientes a quienes les ha sugerido que dejen su viaje para un momento más tranquilo para su familia; lucrativos paquetes de excursiones a las cataratas en determinados fines de semana a los que han renunciado porque saben que con un excesivo incremento de turistas en un mismo momento se corre el riesgo de alejar la fauna, etc….

De “nueva primavera” de la EdC se habla en la escuela de Recife, donde entre los 200 participantes, desde el 12 al 15 de julio, la mayoría son jóvenes. Y se anuncian novedades: la creación de un grupo de consultoría gratuita para la planificación de nuevas empresas de EdC; la apertura de una carpintería, para educar en el trabajo a jóvenes en situación de riesgo, que se agrega a las 3 empresas de EdC ya presentes en el polo empresarial Ginetta, en Igarassu, en la región metropolitana de Recife, y otras más. El tema de los “polos” de Economía de Comunión fue objeto de estudio en uno de los días de la escuela, así como la lucha contra la pobreza, a la cual también la EdC contribuye.

“Lo que hace la gran diferencia entre la EdC y las otras propuestas económicas – explica uno de los jóvenes en la conclusión – es que el empresario se coloca en el mismo nivel que el trabajador, a quien trata como a un hermano. El renuncia a muchas cosas. Es una elección radical. Veo un horizonte muy amplio, un trabajo duro por delante, pero para mi no es un problema”. Para parafrasear a Bruni, economía como vocación.

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