Pero cómo se desarrolló el programa del “Day 2”, como fue llamada la segunda jornada del Genfest en el Sport  Arena de Budapest. Las intervenciones, la música, las coreografías, en una variedad de sonidos, colores y movimientos, han seguido la metáfora de la construcción de un puente. Ese “Let’s bridge”, tantas veces habían intercambiado como saludo, ha adquirido una profundidad diversa.

Haz los cálculos es el primer paso. Existen conflictos, como cuenta Bassem de Egipto en la experiencia hecha después de los eventos de la Piazza Tahrir. Hay exclusión social, como pone de relieve la experiencia vivida por Plinio, en Brasil. Existe un contexto de violencia que llama a la venganza… o posibles elecciones para decidirse a un compromiso que lleva a afrontar las situaciones problemáticas de hoy.

Ensuciarse las manos, excavar en el barro es el siguiente paso. Lo pueden decir literalmente los jóvenes de Tailandia cuando cuentan la experiencia hecha para ayudar a los damnificados por el aluvión en su país. El compromiso es el de salir al encuentro, en primera persona, de las situaciones de necesidad. Lo cuentan también, en forma diferente, Ricardo (Chile) y los jóvenes de Indonesia y de Suecia.

Plantar los pilares. A este punto se habla de los fundamentos. Es el momento de revivir la experiencia de Chiara Lubicha través de un monólogo teatral  y la síntesis de una de sus intervenciones en la ONU. El mensaje es claro: la elección de Dios que es Amor y que lleva a amar. La Regla de Oro expresada por las Escrituras cristianas dice: “Todo lo que quieran que los hombres hagan por ustedes, háganlo ustedes a ellos” (Mt. 7,12).  Con matices diferentes lo dicen también los textos sagrados de las otras grandes Religiones. Lo confirman las experiencias hechas por los jóvenes de India, cristianos pero también hindúes, por una pareja de recién casados de de Suiza y no última la historia de Nacho, un joven argentino que decide dejar su prometedora carrera como futbolista y escoge vivir a tiempo completo por los demás. Son elecciones valientes, a menudo contra la corriente, siempre portadoras de plenitud de vida.

La realización del puente es la etapa sucesiva. Imágenes de la unidad que pasa a través de acciones concretas en la vida cotidiana. Sin olvidar cuál es la clave del cambio que permite que el arco del puente no se caiga: amar también cuando hay dolor. Lo ilustran algunos jóvenes italianos que colaboran en un centro de acogida para inmigrantes clandestinos, y que traen con ellos las imágenes y las voces de sus nuevos amigos.  También Adhelard y Ariane, quienes desde Burundi hacen partícipes a todos de su vida en un campo para ex refugiados de la periferia de Bujumbura. Y Kate quien, desde Filipinas, comparte su dura experiencia por la separación de su familia. Son historias que hasta ahora no han tenido un final feliz pero que, vividas en el amor, permiten experimentar la plenitud de la vida también en estas situaciones dolorosas. Se crean así las bases sólidas que permiten atravesar el puente, última etapa de este recorrido figurado. El puente permite la apertura hacia muchos caminos. Lo saben Issa, cristiano de Nazaret y Noura, musulmana de Jerusalén. Se encuentran regularmente, junto a otros jóvenes cristianos, musulmanes y hebreos para profundizar el conocimiento recíproco y rezar por la paz.

De la intervención de la Presidente de los Focolares, Maria Voce, y del lanzamiento del United Word Project ya hemos hablado. Lo cierto es la gran alegría de los 12.000 cuando en la noche dejan el Sport Arena, todos en marcha hacia el simbólico Puente de las Cadenas. Treinta segundos de silencio marcan el inicio del flashmob más internacional de la historia. Con el grito de “¡Go!” los jóvenes se intercambian sus bufandas coloridas en donde cada uno escribió una frase, su nombre, una consigna. La alegría, la fiesta, la confusión acogen el nuevo Stop, con el que se baja la tela haciendo descubrir: “El regalo que Dios ha querido darme”, como se expresó una joven italiana conmovida hasta las lágrimas después de haber leído su mensaje: “Dios te ama inmensamente”. “Hoy se empieza a vivir por la paz”, se lee en otro. Let’s bridge en todos los idiomas. “El brazalete, que es el signo del pacto, no me lo puse por conformismo, sino porque me comprometo”, dijo otro joven.

Y viendo sus caras, podemos creer que es en serio. Quizás Budapest podrá escribir en su historia esta insólita y no violenta revolución que aquí ha renacido.

La mañana conclusiva del 2 de septiembre tiene lugar en la Plaza San Esteban,  en plano centro de la ciudad, con la celebración de la Santa Misa para los chicos católicos, presidida por el cardenal Peter Erdö, arzobispo de Budapest. Los jóvenes pertenecientes a otras Iglesias celebran sus propias liturgias en los respectivos lugares de culto, mientras que para los 160 entre musulmanes, budistas e hindúes está listo un espacio propio. Al final se encuentran todos juntos para un momento de silencio y de recogimiento por la paz: el Time out.

La próxima cita será en Río de Janeiro. Desde el palco dos brasileños invitan a la Jornada Mundial de la Juventud 2013. Se parte con el compromiso de construir relaciones de fraternidad entre personas y grupos, en los 104 países de proveniencia. ¡De Budapest al mundo!


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