Este testimonio de acogida lo contaron en Brescia el pasado 25 de noviembre, en la jornada «Itinerarios comunes para la familia” donde participaron unas mil familias musulmanas y cristianas del Norte de Italia.

Marisa: «Tenía la intención de volver a mi trabajo apenas los niños (1 y 3 años) me lo permitieran, cuando a mi mamá, una mujer dulce, activísima, con 60 años, le dio Alzheimer. Y, muy pronto, no fue autosuficiente. Con el papá decidimos atenderla en casa sin saber a qué nos estábamos enfrentando. También mi esposo, Francisco, lo aceptó. Pero, en  seguida, la evolución de la enfermedad puso a dura prueba nuestra relación y el equilibrio familiar».

Francesco: «Siendo chico tuve que compartir el afecto de mi mamá con su trabajo y con los abuelos que vivían con nosotros. Por eso, cuando me casé con Marisa me parecía lógico que ella se debía toda a mí y que me iba a llenar de atenciones. En realidad me encontré con muchos problemas por afrontar. Cuando después, ella empezó a hacerse cargo también de su familia, nuestro matrimonio entró en una crisis profunda.  Tenía ganas de escapar y, dado que por el trabajo tenía que ir a visitar a clientes que estaban lejos, a menudo no dormía en casa, dejando a Marisa con el peso de las dos familias».

Marisa: «No fue fácil aceptar el cambio tan rápido de la persona que era mi punto firme; ver que en algunos momentos no me reconocía y también a mí me costaba reconocerla. Cuando mamá se desmoronó física y psicológicamente, también la relación con Francesco empezó a vacilar. Busqué ayuda en el Evangelio: “A cuantos lo han acogido, ha dado el poder de convertirse en hijos de Dios” (Jn. 1,12). Pero continuamente tenía que superarme. Precisamente en ese período una pareja de amigos nos invitó a una jornada organizada por los Focolares. Salimos conquistados por el amor que veíamos vivido y emprendimos un camino junto con otras  familias comprometidas en vivir la Espiritualidad».

Francesco: «Repentinamente fui internado por una grave enfermedad. ¡Estaba mal con todo el mundo! Después regresaron a mi mente las palabras de Chiara Lubich: “Nuestra salud, “ser una familia sola”… ¿Hay entre ustedes quien sufre físicamente?… Sufran con él”. Intenté ponerlo en práctica con mi vecino de cama, con una señora anciana que todos descuidaban… Poco a poco comprendí que la forma de amar a Marisa quien, a pesar de tener que cuidar a los niños y a su mamá, siempre encontraba el tiempo para venir dos veces al día. Hice las paces con ella y con mi vida. A partir de ese momento empecé a compartir con ella todas las decisiones, sobre todo las que más cuestan. Ya la enfermedad no me daba miedo estaba sereno. Después de seis meses la enfermedad desapareció».

Marisa: «Sentimos que toda enfermedad es una posibilidad que se nos da para crecer como personas, creciendo en el amor. Amaba a mi madre, pero ahora era necesario amarla en forma nueva: saber darle significado y dignidad a cada gesto, a cada palabra. Hacerla sentir amada por Dios. Y el amor sana. También cuanto a todos les parecía casi un vegetal incapaz de interactuar, un gesto de amor de mayor intensidad suscitaba en ella miradas presentes, palabras de agradecimiento, lágrimas liberadoras que se volvían también mías. Y esto me una fuerza y una alegría tal que no se pueden borrar. Así por 10 años».

Francesco:  «Este compromiso no nos impidió abrirnos a los demás como, por ejemplo, para hospedar a un pariente enfermo, compartiendo sus ansiedades y dolor. Así como abrir nuestra casa a grupos de familias o de novios para una formación de pareja.

Desde hace tres años vive con nosotros el papá de Marisa que este año cumple 93 años. A veces nos pasa por la cabeza la idea de encontrar soluciones diferentes para tener mayor autonomía pero sabemos que él sufriría mucho y estamos convencidos de que su vida y su dignidad son muchos más importantes».

6 Comments

  • Grazie tanto di quest’esperienza che mi prepara ad andare all’ospedale ora, per trovare una nostra volontaria che sta vivendo sue ultime ore. Non sapevo cosa fare aparte di pregare con lei, per assicurare che siamo con Lei. Queste parole di Chiara su come essere famiglia, soffrire con chi soffre che mi hai ricordato mi danno piu` chiarezza su come essere li, amare solo, facendomi uno con lei, vivere questo passagio insieme.
    Buon Natale.

  • GRAZIE PER LA VOSTRA TESTIMONIANZA!!! DIECI ANNI FA PRESI LA STESSA DECISIONE NEL SEGUIRE MAMMA COLPITA DA UNA PATOLOGIA MOLTO GRAVE CHE LA PORTO’ ALLA PARALISI COMPLETA. DECISI DI SEGUIRLA A CASA… IO, DA SOLA… MIO PADRE MORI’ DI DOLORE (3 MESI DOPO L’INIZIO DELLA MALATTIA DI MAMMA). TUTTI MI CONSIDERARONO PAZZA…PERCHE’ GIOVANE, INESPERTA, DECISA A CONGELARE, PER UN EMERGENZA PRIORITARIA, IL LAVORO E TUTTO IL RESTO DELLA MIA VITA… NON E’ STATO FACILE, MA SONO RIUSCITA A SEGUIRLA FINO ALLA FINE…ATTRAVERSO L’AMORE…LA PERSEVERANZA…LA PREGHIERA…LA FEDE…LA SPERANZA…RINGRAZIO LO SPIRITO SANTO PER AVERMI DATO LA FORZA DI RIMANERE SOTTO LA CROCE: GESU’ ABBANDONATO…E’ IMMENSO DOLORE… MA POI SI GUARDA TUTTO CON OCCHI NUOVI E NULLA FA PIU’ PAURA PERCHE’ SAI CHE L’AMORE E’ FORTE…E’ LUI IL SOFFIO VITALE CHE MUOVE OGNI COSA ATTRAVERSO CHI SI SFORZA OGNI GIORNO AD ESSERE AMORE…PER RENDERE MIGLIORE QUESTO «PICCOLO» MONDO… SOSPESO NELL’INFINITO.

    UN ABBRACCIO!!!
    M. Patrizia dalla Valle Santa

  • Queridos Francesco y Marisa. Su experiencia nos alientan para continuar ya que también pasamos por momentos difíciles. Yo, Martha tengo en casa a mi papá de 83 años y mi cuñado tiene 67 años, y mi esposo tiene 65. El que está más enfermito es el de 67 años, Antonio, está paralizado y hay que hacerle todo.Hay que hacer de todo… mi esposo se le hace dificil con su hermano, se desespera…en estos días le escribimos a Emmaús y recibimos su respuesta y esto significó darnos cuenta lo importante que es estar unidos con el focolar, con la Obra que nos hace dar cuenta del valor del sufrimiento,cuando lo entregamos al Señor y cuánto uno se alivia sabiendo que no estamos solos y el escuchar lo que ustedes estan viviendo, que es fuerte, yo siento que lo que estoy viviendo es menos fuerte que el de ustedes. Esto nos da más paz, tranquilidad y también caemos en cuenta que importancia tiene estar en unidad con la Obra de Chiara, el dolor se hace menos fuerte, encontramos consuelo sabiendo que el sufrimiento tiene valor y purifica. ¡ Gracias por compartir su experiencia. Yo soy Ofelia y les agradezco mucho. Ayudo en la Obra en esta Comunidad de donde Marta les ha comunicado su agradecimiento. También el mío. Cuenten con nuestra oraciones. somos de Valencia, Venezuela, Sud-américa.

  • Carissimi Marisa e Francesco,

    grazie per il vostro dono. Anch’io ho mia mamma ammalata del
    morbo di Alzheimer ed é sempre un conventirsi quando lei non sa
    chi sono: tante volte mi dico: «ma sono sua figlia e non mi rico-
    nosce» ma poi c’é solo amore e quando arriva un sorriso per me
    é veramente il centuplo.
    Ecco sì, soffriamo con chi soffre certe che il Suo Amore coprirà tutte le nostre mancanza.

    Un cordialissimo saluti e un grande abbraccio a tutti voi.
    Maria Pia, volontaria dalla Svizzera

  • Es que la revolución del amor cuando llega a las raíces de la familia y sus relaciones, transforma todo. Todo lo que humanamente es dificultosa y doloroso, ahora es una oportunidad de amar, de ser feliz en el servicio completo. Se mira como Dios teje y engrana. La paz irradia y podemos sobrellevar lo imposible. Gracias Francesco y Marissa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *