NigeriaUbicada al Oeste de África, Nigeria es un gran país, con clima tropical, rico de recursos naturales, como el gas y el petróleo. Este último lo pone entre los seis exportadores más grandes del mundo. Entre sus primacías, está el número de habitantes: alrededor de 170 millones, de los cuales la mitad tiene menos de 15 años.

Es extraordinaria la variedad de etnias y culturas: 250 las lenguas habladas. Personas profundas, llenas de alegría de vivir, con gran capacidad de escucha, una destacada interioridad y fe viva y profunda.

Más del 60% de la población vive en la pobreza, con menos de un dólar al día. Es altísimo el índice de desocupación; la expectativa de vida media hoy es de 48 años y está destinada a disminuir debido al SIDA.

La gran corrupción paraliza el desarrollo del Estado y el bien común. La variedad de etnias es un gran desafío y a menudo es considerada una amenaza. Por el rápido aumento de la población la lucha por la supervivencia es cada vez más aguda. Sin embargo, impresiona el hecho que la gente tiene la capacidad de no rendirse nunca, de aceptar el sufrimiento sin perder la esperanza, de creer en un futuro mejor buscando con creatividad estrategias ante el porvenir.

La religiosidad natural que caracteriza el ser de este pueblo africano, a veces es instrumentalizada por intereses políticos y religiosos. Corrientes extremistas y grupos terroristas, movidos por motivos socio-económicos, históricos y políticos, transmiten al mundo una falsa imagen de conflictos entre cristianos y musulmanes. En el Islam, más difundido en el Norte, confluye el 50% de la población, mientras que los cristianos son alrededor del 45%.

Hace veinticinco años, impulsado por el Cardenal Arinze, el Movimiento de los Focolares llegó a Nigeria, difundiéndose en varias regiones; hoy cuenta con unos 5.490 miembros, y una red de 28 comunidades locales en el país. Se caracterizan por su fuerte compromiso que apunta a dar testimonio de valores espirituales, humanos y éticos. De hecho, las profundas raíces espirituales de los nigerianos permiten que la fe se traduzca en vida concreta por doquier: en la escuela, en el trabajo, en el mercado. Es un compromiso que contribuye al bienestar social y a la salud.

El horizonte natural, en esta tierra rica de etnias, clases sociales, diversas religiones es el de la fraternidad universal puesta en práctica a través de las vías del diálogo, dando testimonio de que es posible establecer relaciones fraternas, pero sobre todo animando y sosteniendo a este pueblo para que sea constructor de puentes. No pocas veces se ha descubierto en la diversidad y en la variedad una riqueza generadora de cambios positivos para la vida pública, desarrollando conciencia cívica y opinión pública.

Por ejemplo, en la parte central del país, mayormente expuesto a choques violentos entre cristianos y musulmanes, es impresionante escuchar historias de auténtica fraternidad universal, hasta el punto de llegar a arriesgar la propia vida para salvar a miembros de la otra religión.

Queriendo dar cuerpo a la cultura de la fraternidad, está naciendo en la aldea de Igbariam un lugar de formación y un centro de testimonio. También otros proyectos sociales lo acompañan: un preescolar y una escuela primaria, un pequeño ambulatorio, talleres para los jóvenes. Todo esto en colaboración con la población local del lugar que colabora activamente.

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