«Hace 3 años llegamos a Denver, Colorado, provenientes de Argentina, sin conocer a nadie, en un blanco invierno. Ambos estábamos jubilados y se abría para nosotros un capítulo nuevo de nuestra vida, pero también la oportunidad de vivir el arte de amar evangélico: tomar la iniciativa y ser los primeros en ir al encuentro de los demás, de los vecinos de casa o de la parroquia, para conocerlos y construir con ellos relaciones duraderas.

En la gran parroquia católica de la que formamos parte, después de la Misa,, tratamos de iniciar una conversación con cada uno. Hablábamos de Denver y de las excursiones a la montaña, de cosas cotidianas…. y luego, cuando se daba la oportunidad, tratábamos de compartir algo de nuestra vida espiritual y hacíamos la experiencia de tratar de vivir –no sólo  pensar- el espíritu del Evangelio. Poco a poco fue creciendo el respeto y la amistad hacia nosotros. Y en menos de 18 meses nos nombraron miembros del consejo parroquial.

En el 2012, en nuestro barrio de 253 familias, comenzamos con otro matrimonio un “proyecto de buena vecindad”. Consistía en ir puerta por puerta e invitar a las personas a asistir a encuentros mensuales, con el fin de conocernos entre las personas que vivíamos en la misma comunidad local. Era necesario también el esfuerzo personal de mantener y desarrollar estas nuevas relaciones, invitando a las parejas a cenar a nuestra casa, a participar en eventos culturales, o simplemente a tomar un café o a dar un paseo. En un año teníamos 95 nombres en nuestra lista de correos y una participación de 40 personas en nuestros encuentros periódicos.

Luego de algunos meses del comienzo del proyecto, en la parroquia nos pidieron que comenzáramos con un grupo llamado “pequeña comunidad de fe”. Aceptamos, tratando de resaltar la relación entre la Escritura y la vida cotidiana y de testimoniar el amor de Dios. Poco a poco la gente del grupo comenzó a compartir las experiencias que hacían viviendo la Palabra.

Un ejemplo: George, ingeniero informático, decía que desde que conoció este nuevo ‘método’ de acercamiento al Evangelio, se dio cuenta de que tenía que cambiar su relación con los clientes y colegas, y estar más atento y presente al 100% en cada momento, en sus llamadas telefónicas con clientes ansiosos por solucionar los problemas de su pc, o en los trabajos más complejos que su jefe le confiaba. Con otra señora, en cambio, fuimos  a visitar a un matrimonio que apenas conocíamos. Nos enteramos que la esposa estaba haciéndose quimioterapia y el marido estaba muy preocupado. Nos ofrecimos a prepararle la comida y compramos flores para recibirla cuando volviera del sanatorio.

Algunas veces nos ha sucedido que antes de una reunión nos damos cuenta de que tenemos opiniones distintas sobre cómo realizarla. Pero sabemos que tenemos la responsabilidad de practicar lo que anunciamos: estar unidos es el requisito. Y en la medida en que nos ejercitamos en vivir el amor al prójimo, más vemos que se concretan los frutos de nuestros esfuerzos».

 Expo 2013

2 Comments

  • interesante su testimonio de una familia que lo importante es ser el primero en amar gracias por el testimonio aquí en Perú saludos de parte de mi familia, Ramirez Oscco, que también estamos tratando de poner algo para vivir el evangelio día a día.

  • Hello Raya and Miguel, good to see you on the FM website! Thanks for sharing your experience! When they say love your neighbor…
    Claudia

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