«Sandro me contó una experiencia de su vida. Con su familia, esposa, un hijo de 14 años, una hija de 12 y el chiquito de 2 años, fueron al mercado de compras. Un señor vendía 15 alcachofas (alcaucil) por 3 euro, toda la familia estaba de acuerdo: ¡¡¡compraron!!!

 Cuando compraron todo lo que necesitaban, volviendo a casa, se encontraron con una señora pobre que le dijo al papá: “¿Me regalas alguna alcachofa (alcaucil)? No tengo nada para comer”

Giorgio, de acuerdo con la familia, le regaló 5 alcachofas (alcaucil) a la señora.

La hija de Sandro, Gioia, le dice al papá: “Si esta señora le pide alcachofas (alcauciles) a muchas personas… tal vez no es justo…” Y el papá: “Nosotros tratamos de hacer el bien, luego, ella responderá según su conciencia” Volvieron a casa contentos de las compras.

Al día siguiente, mientras Sandro estaba en una iglesia saludando a la Virgen y le pedía ayuda porque tenía que comprar los lentes a su hijo y no tenía la plata necesaria, sonó el teléfono y quedó sorprendido al escuchar a un viejo amigo a quien hacía muchos años le había prestado dinero, que llamaba para decir que ahora podía devolverlo.

 La cantidad era justo la que se necesitaba para los lentes.

El Evangelio dice: “Den y se les dará”

Pero Aquél que devuelve es todo un Señor.

Es el Señor».

(A.DN – Italia)

«¡Esta Palabra de Vida es verdadera! El otro día estaba yendo al trabajo. Uno de los empleados me pidió una pequeña cantidad de plata que le di con gusto. En estos días estamos trabajando (soy docente) aunque las escuelas están cerradas. Cuando fui a cobrar lo que debía, quedé sorprendido pues la administración nos dio una cantidad que no esperábamos. Era 5 veces más de lo que le había dado a mi compañero».

(K. – USA)

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