Leonardo Barquilla, Jesús Lozada, Augusto Blanca

Con el título “Misa trovera del Abandonado”, su autor, el Dr. Jesús Lozada, poeta y narrador cubano, quiso expresar con el ritmo de trova y con textos profundos e inspirados, su “amor filial y gratitud hacia Chiara Lubich. La trova es un ritmo tradicional cubano, ligado a la figura de los trovadores, músicos itinerantes. A través de la música, Lozada expresa su comprensión del grito de Jesús en la cruz: ‘¿Por qué me has abandonado?’. Se trata de uno de los pilares de la espiritualidad que nació del carisma de la unidad, y que puede “iluminar la economía y la política, la teología y la filosofía, la ciencia y el arte”

Augusto Blanca, una de las emblemáticas voces de la llamada Nueva Trova, musicó los textos de Lozada, y Leonardo Barquilla es el autor de los arreglos coral y orquestal.

Sobre esta base nace una experiencia de comunión artística en la cual Lozada involucró a algunos representantes de las expresiones musicales más distintivas de la Isla, quienes se comprometieron durante varias jornadas de trabajo a dar lo mejor de sí mismos, guiados sencillamente por un gran amor y dedicación.

El concierto se realizó el 24 de mayo en la hermosa iglesia dominicana de San Juan Letrán, en el barrio Vedado. El público –más de 300 personas- entre los cuales el Nuncio Apostólico de Cuba Mons. Bruno Musaró, representantes del mundo ecuménico, delegados de algunas embajadas, muchísimos artistas. El aspecto poliédrico de este acontecimiento fue acogido por María Voce, presidente de los Focolares, quien, en el mensaje enviado “augura a los presentes que experimenten el clima de verdadera fraternidad que Chiara siempre promovió y a favor del cual está comprometido el Movimiento de los Focolares. Así, también a través de la música, podemos ayudar a  estrechar vínculos de estima y de colaboración en todo el mundo”

En el programa se presentó un ensamble de 16 músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional dirigidos por el maestro Leonardo Barquilla, junto con el coro Exaudi, de nivel internacional, dirigido por la soprano María Felicia Pérez. Su voz, una de las más hermosas de Cuba, conmovió con la interpretación de “María de la soledad”, en la que se expresa el dolor de una madre por la muerte del hijo. Un expresivo aplauso-ovación selló esta hermandad artística; los músicos comprometidos manifestaron su determinación de seguir compartiendo la obra artística emprendida.

Germán Piniella, periodista cubano comentó en uno de los principales órganos de prensa de la Isla: «El mérito de esta primera misa compuesta por un trovador cubano, es la capacidad de conmover tanto a los creyentes como a los que no lo son. Al fin y al cabo, todos pueden compartir la sensibilidad artística delante de un hecho artístico de tal magnitud, según el dicho que “es mejor dar que recibir”, algo que toda mente honesta puede aceptar»

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