La ONG MoveRSE con sede en Rosario (Argentina) presentó el 24 de Mayo en la Bolsa de Comercio de esa ciudad la edición 2013 del “Foro MoveRSE”, el encuentro ícono en materia de RSE (Responsabilidad Social y Sostenibilidad) que convoca cada año a líderes del sector empresarial, gubernamental y civil con el objetivo de poner en debate los principales desafíos que toda gestión empresarial debe asumir a favor de un desarrollo sostenible, inclusivo y transparente.

En ese ámbito y en el rubro de Iniciativas Sostenibles, una serie de proyectos que se expusieron ante un Auditorio de alrededor 300 personas, la Economía de Comunión (EdC) fue presentada como “empresas de un solo tiempo” por Francisco Buchara de la Comisión Joven EdC.

¿Por qué de un solo tiempo? Se preguntaba Francisco, porque a diferencia de las empresas clásicas que primero producen y luego deciden qué hacer con las utilidades, si donarlas, generar un proyecto social, o cualquier otra buena iniciativa, las empresas de EdC ya desde su nacimiento tienen motivaciones ideales: generar comunión, o bienes relacionales. Esto es “lo diferente”, el regalo que tiene la EdC para el mundo.

¿Y qué son los bienes relacionales? Son “bienes no materiales, por lo tanto no son servicios que se consumen individualmente, sino que están ligados a las relaciones interpersonales”. Son bienes escasos, y que para que surjan se necesitan de al menos dos personas y que necesariamente generan reciprocidad.

¿Y cuáles son los pilares de la EdC? Son cuatro: los Pobres, sin duda que son los protagonistas, la EdC nace para reducir esa brecha cada vez más grande entre pobres y ricos; las Empresas; los Polos industriales y por último, un cuarto pilar que los atraviesa: la Cultura, porque la EdC quiere transformar la economía con esta nueva forma de “hacer empresas”.

Y la EdC nace de un carisma…sí, de un carisma católico. Como los Bancos, ¿sabían? Que nacieron del carisma de los franciscanos. Así de importantes son los carismas, también para la economía, que ven antes y más lejos.

Terminó su exposición presentando dos experiencias. La de una Agencia de Turismo, Boomerang Viajes y la de Dimaco, una importante distribuidora de materiales de construcción de Paraná (Entre Ríos).

Un día, el principal competidor de Dimaco, llama por teléfono a Germán, dueño de Dimaco y le pregunta si le podía vender una cierta cantidad de cemento porque los otros proveedores no le daban más crédito, estaban atravesando un momento muy difícil desde el punto de vista financiero por la separación de la sociedad familiar y las consecuencias que esto estaba produciendo. Este competidor jugaba muy fuerte en el mercado en contra de Dimaco. Germán sabía que tenía la oportunidad de cambiar la historia y fue así que le confirmó venderle el cemento al costo.

“Les puedo asegurar que la plenitud de felicidad que he probado en ese momento vale mucho más que el cemento -expresaba Germán-. Este modo de relacionarnos, poniéndonos al servicio de los demás, ha dado origen a una cadena de recomendaciones que ha reforzado nuestra fama y se nos ofrecen nuevas oportunidades de negocios todos los días, casi sin necesidad de ir a buscarlas”.

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