La zona de Verona (Italia) fue azotada por temporales. El fenómeno provocó el peligro de que los ríos se salieran de su cauce. El 17 de mayo, Giuseppe estaba en el sótano de su casa cuando fue arrastrado por una crecida de agua y barro del río Mezzane que se desbordó. Junto con los voluntarios de la protección civil y la policía se dedicaron buscarlo, se sumaron desde el primer momento muchísimos conocidos y miembros del Movimiento de los Focolares, amigos desde hace años de  Giuseppe y de su esposa María Grazia.

Esta inmediata y  espontánea búsqueda, fue un  vivo testimonio de amor concreto. El remover la tierra con las palas, sacar escombros, limpiar el lugar arrancando la maleza, todo, fue una expresión de gratitud hacia la vida de Giuseppe, prodigada en el amor y en la donación hacia su esposa y sus dos hijas, hacia otras familias, en el ámbito profesional y en la parroquia.

«Su vida fue una vida (…) donada en el amor. Quisiéramos vivir este momento en compañía de Dios, Misterio de Amor trinitario. Y dejarnos confortar por su Palabra de verdad» Así se expresó Mons. Giuseppe Zenti, obispo de Verona, en la homilía de la misa que se celebró en su funeral el 21 de mayo pasado.

Ese día todo el pueblo de Lavagno se reunió alrededor de Giuseppe y de sus familiares. Mons. Zenti viajó expresamente desde Roma, donde estaba trabajando en asuntos de la Conferencia Episcopal Italiana, y quiso presidir él mismo la ceremonia concelebrando junto con 14 sacerdotes, en presencia del Prefecto de Verona, del Presidente de la Provincia, del Intendente del Pueblo y de numerosos representantes del Ministerio del Interior.

«Giuseppe era un hombre generoso, lleno de amor – afirmó Mons. Zenti en la homilía-; lo puede testimoniar su familia, la parroquia donde él colaboraba, sobre todo en su tarea de catequesis que ejercía junto con su esposa. También el ámbito civil testimonia su bondad. Confirma toda la multitud, ustedes mismos, que hoy nos acompañan. Formaba parte de la familia de los Focolares, por eso su vida estaba inspirada por el amor, su carisma era la realización concreta, en lo cotidiano, del mandato del Señor: ‘Ámense unos a otros como Yo los he amado’» «Estoy aquí con ustedes – prosiguió el obispo- también yo, envuelto en el silencio misterioso del alma, como el que probó Jesús en la cruz: “Se hizo oscuridad en toda la tierra…Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”. Sobre este silencio hacemos que resuene la Palabra de Dios que, como lámpara, ilumina nuestros pasos titubeantes frente al misterio del hombre, especialmente frente al misterio de la muerte»

Y el presidente de la República Giorgio Napolitano, en una carta leída por el prefecto, expresó su «cercanía y afecto a la familia Maschi en este grave momento en el que perdieron uno de sus seres más queridos.  Estoy con ella y con todos los ciudadanos de Lavagno que sufrieron daños por el aluvión que inundó el pueblo» Estos son los conceptos que también Enrico Letta,  presidente del Consejo de Ministros, repitió en su telegrama de condolencias.

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