La Palabra de Vida de octubre nos vuelve a proponer el tema del amor al prójimo, que tiene infinidad de matices. Las siguientes palabras nos sugieren uno de estos matices:

«Si, como dice san Pablo, el amor recíproco es un deber, será necesario tener un amor que ama en primer lugar como hizo Jesús con nosotros. Será por lo tanto, un amor que toma la iniciativa, que no espera, que no exige». En las experiencias que leemos a continuación, hechos sencillos de la vida cotidiana, aparece la elección de «un amor concreto, que sabe comprender, prevenir, que es paciente, confiado, perseverante, generoso»

La tía “borrada” – «Tengo una tía que quiero mucho. Durante las vacaciones iba a verla con algunas amigas para ayudarla en el trabajo del campo. Era su sobrina preferida, pero cuando me casé, las cosas cambiaron: no quiso venir más a mi casa y no quiso conocer a mis hijos. Me enojé tanto,que durante quince años no pisé su casa. La había borrado totalmente de mi vida. Últimamente, leyendo en el Evangelio «Ama a tu prójimo», me dije: “me falta hacer algo grande, perdonar a la tía”. Volví al pueblo y convencí a mi madre para que me acompañara a visitarla porque no recordaba el camino. Cuando llegamos, me sentía como el hijo pródigo. Las dos nos pusimos a llorar de la alegría. Ella aceptó con gusto lo que yo le había llevado. Fue difícil separarnos y me saludó muchas veces. La paz volvió entre nosotros. Ahora me esfuerzo por tener siempre encendido el fuego del afecto en la familia y también a mi alrededor». S.P. – África

Recibimiento – «Recibimos una carta de nuestro hijo casado en la cual nos pedía hospitalidad, sin decirnos el motivo que lo empujaba a dejar a su familia y volver a nuestra casa. Nuestra sorpresa fue grande, pero, a pesar de las preguntas que nos hacíamos y las preocupaciones que nos atormentaban, comenzamos a preparar la habitación para recibirlo lo mejor posible. Lo recibimos con serenidad, respetando su dolor.  En poco de tiempo, él comenzó a abrirse, y fue comunicándonos sus problemas y sus dificultades. Lo escuchamos con el corazón abierto sin investigar ni dar consejos. Rodeado por el amor y la confianza, nuestro hijo logró reflexionar con tranquilidad y tomar la decisión de volver a su casa. Tal vez Dios se sirvió de nosotros para ayudarlo a recomponer su familia» N. C. L. – Perù

Los esquíes –  «Una mañana golpea en la puerta una joven de Albania que me pide ropa y zapatos. Preparo enseguida algo a la vista de los ojos de los niños que me ven ir y venir por el corredor. Después me doy cuenta de que detrás de un postigo hay un par de esquíes que mi hijo Gianni quiere mucho. Me pregunto por qué están allí: «Se los regalo a la señora –dice Gianni-para sus hijos, total ya no nieva más». Estamos en los primeros días de octubre. Es verdad que la generosidad nace en los hijos cuando ven que sus padres la practican». F. P.-Italia

La bolsa – «Habiendo emigrado a Europa, un día veo por la calle a una señora con bolsas pesadas: «Señora, la puedo ayudar? ». Ella me responde: «No, yo puedo  sola». «Pero yo quiero ayudarte». «Está bien, toma esta bolsa». Me invita a su casa y me ofrece la cena. A través de esta familia que me recibió bien, luego encontré trabajo. A menudo, las personas como yo tienen problemas concretos: encontrar trabajo, casa, dinero para mantenerse, pero a veces sólo se necesita  una charlita, un número de teléfono para pedir ayuda en los momentos difíciles. La solidaridad que encontré en las familias cristianas me hizo comprender que Dios es padre de todos; ama a todos como hijos». L. E.-Marruecos.

Fuente:  El Evangelio del día, octubre 2013, Editorial Città Nuova

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  • PACIÊNCIA-Fui até a Igreja São João ter uma conversa rápida com o Pe.,com hora marcada,cheguei la 40 minutos antes,e la esperava,um grupo de idosos chegou para uma atividade,o Pe. demorou mais de 2hrs pra me atender fiquei sem paciência. Quis ir embora, me lembrei de uma palavra»BATEI E VOS SERA ABERTO» E la fiquei ajudando aqueles idosos que tinham dificuldades para subir as escadas do local para as atividades,enfim fui atendido e o meu pedido concedido pelo Pe., felicidade era grande ao final.

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