«Mi madre, octogenaria, comenzó a dar pasos en la calle florecida:

Poco a poco dejaba de razonar y veía las cosas con el corazón.

Al final declinó también el corazón y quedaron sólo sus ojos puros.

A menudo se convierte en una niña de seis o siete años y pregunta por sus amiguitas;

A veces llora porque quiere ver a su mamá y a su papá;

Pero sonríe ingenua alternando la entrada y la salida de la calle florecida.

De vez en cuando, siguiendo a mamá, también yo entro en la calle florecida,

Y los pesos ansiosos del mundo parecen nubes del cielo,

También yo me convierto en una flor en el recinto seguro de mi madre»

Así comienza el prólogo del libro “La calle florecida de mi madre”, una recolección de episodios que calientan el corazón. María Goretti Jeung Ae Jang, autora coreana de este libro, poetisa y enfermera, relata el tiempo vivido junto a su madre enferma de Alzheimer.

El premio le fue entregado el pasado 16 de septiembre en la Sala de conferencias de Coex, en Seúl.

El libro-testimonio recibió el premio nacional 2013: un reconocimiento otorgado por el Ministerio de Salud y Bienestar de Corea del Sur por las buenas prácticas en el acompañamiento del Alzheimer. El premio le fue entregado por el Ministro de Salud y  Bienestar, el pasado 16 de septiembre en la Sala de conferencias de Coex, en Seúl.

«Cuando escribía los episodios vividos con mi madre –cuenta sorprendida la autora- no sabía que existiera un premio de este tipo. Deseaba solo que pudiese servir de pequeña ayuda a las familias que tienen parientes afectados por esta grave enfermedad. Es un premio que nunca habría imaginado recibir. Yo solo amé a mi madre enferma de Alzheimer y luego pensé compartir estas experiencias con los demás. Pero estoy muy contenta, porque es una ocasión para que este libro sea conocido por el mayor número de personas que podrán reflexionar sobre el hecho de que en ninguna enfermedad se puede prescindir de la dignidad humana».

A la derecha: María Goretti Jeung Ae Jang

«La enfermedad del Alzheimer –continúa la autora coreana- es un recorrido lleno de fatiga, tanto para la persona que sufre la enfermedad, como para la familia. Me convencí que el dolor nos purifica. Quisiera sugerir que no hay que tener miedo del Alzheimer, sino que hay que aceptarlo como una enfermedad que cualquier persona puede adquirir. Hay que tratar de asumir los cuidados adecuados y mirar la situación con los ojos de la persona enferma».

Y concluye con la fuerza y convicción que es el fruto de una experiencia vivida: «Quitemos los pensamientos negativos de nuestro corazón y atendamos a estos enfermos con amor. Así el Alzheimer se convierte en un aspecto de la vida, con el que es posible convivir».

«Agradezco de corazón a Chiara Lubich, a quien considero mi madre espiritual –confiesa Jeun, Ae Jang, -, porque me enseñó a amar. La espiritualidad de la unidad me ayudó, a entrenarme en ver el rostro de Jesús que sufre en mi madre, más allá de la enfermedad que la limitaba cada vez más. Fue el secreto que me hizo reconocer en ella una persona verdaderamente  preciosa y llena de dignidad. Debemos ser como ‘madres de nuestras mismas madres’, una frase que se me grabó para siempre y que pude poner en práctica con mi madre».

2 Comments

  • Gostei do Resumo do livro:O caminho florido da minha mãe ,pois eu cuido de minha mãe e ela está com a doença do Alzheimer e estes depoimentos, experiências me ajudam a cuidar dela com mais amor.É verdade o que Chiara nos disse: que devemos ser mãe de nossa mãe atualmente estou sendo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *