Ese gesto elocuente

«En la sociedad africana, las mujeres y los  niños son considerados criaturas inferiores. Le pregunté a Dieudonné “cuál es la conducta de un cristiano”. Hablamos durante dos horas, pero él no logró convencerme. Me acababa de despedir de él  cuando un ruido me hizo mirar para atrás: una niña que llevaba un balde de agua en la cabeza se había caído a pocos metros de donde estábamos. Mientras todos los demás se reían sin mover un dedo, vi que Dieudonné corría para ayudar a la niña a levantarse del barro. Y no se detuvo allí: fue a la fuente para llenar nuevamente el balde y se lo llevó hasta la casa. Yo me quedé callado contemplando esa escena. Como yo, había otras personas que estaban asombradas de que Dieudonné hubiese actuado de esta manera con una niña. Ese gesto fue para mí más elocuente que toda nuestra conversación». A.B.-Camerún.

Saltar la trinchera

«Siempre me había sentido bien con los demás, pero cuando mi hija comenzó a drogarse mi seguridad se resquebrajó. Comprendí que tenía que salir de la trinchera de mi aislamiento e ir hacia los otros. Tuve la oportunidad de acercarme a dos amigos de mi hija, que recién habían salido de la cárcel, porque los habían encontrado con droga. Me acerqué a ellos sin ningún prejuicio. Se estableció así una relación de amistad, y mientras que mi hija reencontraba una relación conmigo, también estos muchachos tuvieron la fuerza de reintegrarse a su propia familia». M.T.- Italia

Hacer todo lo posible

«Cuando nuestra hija nos llamó para decirnos que se estaba por divorciar, sentimos un profundo dolor. No servía para nada rebelarse o darle sermones, sino sólo compartir su dolor. Traté de que sintiera que no estaba sola aunque ella vivía en otro Estado. Cuando vino a quedarse con nosotros durante algunos días con sus dos hijos, la recibimos con especial afecto y calidez. Fue grande nuestra alegría cuando, volviendo a su casa, nos comunicó que quería hacer todo lo posible para reconstruir el matrimonio, en lugar de seguir con los trámites de divorcio». J.S. Usa.

Extraido de: El Evangelio del día,  Editorial Città Nuova .

No comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *