20140703_02Todo nació por una sencilla merienda arrojada en la papelera y de la sorpresa de los niños cuando supieron que existen personas que no tienen nada para comer: “Maestra, ¿qué son los niños pobres?”, preguntaron. Así fue como en junio de 2013, los alumnos del preescolar y de la escuela primaria del I. C. “G. Giuliano” de Latina (Italia) lograron completar un cargamento para enviar a sus coetáneos de un asilo de Mae Sot, en el norte de Tailandia. Más adelante, en octubre del 2014, partieron otras 30 cajas llenas de juguetes, donados por los niños de preescolar y de toda la escuela.

Los constructores de este puente de solidaridad son siempre ellos: los niños de Latina y los de Mae Sot. Ya se ha establecido un vínculo y no parece detenerse.

A mediados de mayo, en presencia de 250 personas, entre alumnos, la directora, los docentes, los padres, los abuelos y los amigos, se presenta: “Del sueño al proyecto”. De hecho sueñan con la construcción de una escuela para los niños, entre los más pobres del mundo, que se encuentran a 10.000 km de distancia. Se organizan muchas iniciativas para recolectar los fondos necesarios para comenzar el trabajo: actuaciones teatrales, una lotería, venta de tortas elaboradas por las madres y por las abuelas de los niños de Latina.

20140703_01Algunos negocios de la ciudad, al conocer el proyecto y que son los niños de Latina los que llevan adelante la iniciativa en favor de sus coetáneos menos afortunados, ofrecen todo lo que pueden: ‘bonos de compra’, una máquina de café, paquetes turísticos de u fin de semana al mar, entradas para el teatro y todo lo que pueda ser utilizado para una rifa. “Hay tanta sensibilidad de parte de la gente –cuentan–, más de los que uno se podría imaginar. El amor y la solidaridad florecen en medio de la sociedad y donde menos te lo esperas!”

Muchos se ponen a trabajar para preparar la sala para el evento. “Asombraba –escriben- ver a la pequeña comunidad nacida del amor de estos niños quienes han lanzado la invitación de hacer algo por los que sufren en otra parte del planeta”

Pero, ¿quíénes son los niños que hay que ayudar? “Son los ‘karen’ (y no sólo ellos), quienes –según nos explican desde Myanmar– todavía hoy huyen, en busca de un futuro mejor e ingresan a Tailandia, a la ciudad fronteriza o están en las montañas limítrofes… ¡Son de verdad muchos! Ya no es posible ingresar en los campos de prófugos oficiales, que pronto van a ser desmantelados.

En la región de Mae Sot existen por lo menos tres grandes campamentos: Mae La, Umpiem y Nu Po. Llegando de Myanmar, el único lugar donde se encuentra refugio son los campos de arroz, o bien en algunos pequeños grupos de casuchas, todo sin ninguna protección legal, sin ningún derecho humano o alguien que te proteja”

20140703_03Al final del evento, la venta de las tortas y el juego de lotería para entregar los regalos recibidos, llenan la atmósfera de una alegría palpable. Una mamá confiesa: “Mi hija ya separó la mochila para expedirla con el próximo cargamento que parta para Mae Sot. Y cada tanto agrega algo más y lo pone en la mochila, un lápiz o un cuaderno para sus hermanitos karen”. Otra llegó con sus galletitas bien envueltas y con la etiqueta escrita en tailandés; ¡había entrado en Internet para encontrar la traducción exacta! Las vendió todas enseguida. Y un papá dijo: “Esta experiencia de solidaridad quedará para siempre en sus corazones y también en los nuestros”.

Los fondos recolectados ya permitieron alquilar un terreno –concluyen-. Se construyó una humilde escuela y pronto 38 niños de Mae Sot comenzarán a asistir a clase. Se llamará “Gota a gota”, porque la escuela es como una pequeña gota de agua, pero gota tras gota… nace un río” La aventura prosigue gracias al amor de tantos y quién sabe hasta dónde llegará.

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