imagesJuego de azar
«Cada vez que mi marido jugaba al azar aparecía una discusión en casa. Gracias a las relaciones construidas en el centro social, donde de vez en cuando me quedaba a realizar alguna limpieza, volvía a casa con una fuerza nueva para enfrentar los problemas. Un día, en un grupito se leía el Evangelio y se hablaba del amor al enemigo. Pensando en mi marido con quien peleaba siempre, traté de tener una actitud distinta hacia él. Con el paso de los meses también en él, algo cambió. Un día se encontró envuelto en un litigio por el juego. Estaba por matar al adversario cuando el cambio aún frágil comenzado en él, lo frenó. Para no vivir una doble vida decidió cortar definitivamente con el juego» A.R. Filipinas

En espera de la jubilación.
«En espera de obtener la jubilación, de vez en cuando sigo dando mis consignas a los colegas. Ya he casi terminado, pero el documento de la jubilación no me llega y no tengo un trabajo específico confiado. ¿Qué hacer? Casi cada día me debo inventar un nuevo trabajo. A veces son viejos expedientes que no había tenido nunca tiempo de examinar a fondo, otras veces son situaciones sin concluir por lo cual, para resolverlas hay que ir a consultar a personas de otras oficinas…. Y además está la colega a quien le pasé el trabajo, que tuvo que quedarse en casa porque tenía a los niños enfermos. Cuando vuelve, le ofrezco mi ayuda para acelerar el trabajo que se fue acumulando. En síntesis, cosas para hacer hay y el tiempo de espera de la jubilación no es tiempo de pausa pues considero muy valioso vivir momento a momento. Me acuerdo del período, poco tiempo después de haber empezado a trabajar, en que descubrí  que las palabras del Evangelio se podían no sólo leer y estudiar, sino vivir, y recuerdo cuánto este pensamiento dio significado a cada gesto. Ahora siento que aquella misma pasión me puede acompañar en este período» E.P. Italia

Gratuidad
«
En nuestra población, el dinero está ocupando el primer lugar en las familias, destruyendo así los valores. Pero para quien cree en el Evangelio y se esfuerza por vivirlo nacen iniciativas en las que nunca se habría pensado. Por ejemplo, cuando a nuestro grupo de familias se le pidió un servicio de voluntariado para contribuir en el nacimiento de un centro para la reeducación de discapacitados físicos, la propuesta fue aceptada por todos con entusiasmo. Comenzamos con eliminar yuyos y cortar el pasto para preparar el terreno. La gente de alrededor quedó sorprendida viéndonos trabajar con entusiasmo y además gratuitamente, justamente porque en nuestro ambiente la gratuidad casi no existe, pues existe la costumbre de recibir siempre algo» A. C.-Rep.Democratica del Congo

 

 

 

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