20141107-02«Como en una prisión», rehenes dentro de casa, sin posibilidad de encontrarse. Ésta es una de las sensaciones más difundidas en los países afectados por el Ébola, y compartida también por Antonette, una de las jóvenes miembros de los Focolares de Sierra Leona. «Este virus parece que nos vuelve más egoístas y desconfiados hacia los demás; no nos permite ir libremente hacia nuestros amigos». Es por esto que Antonette se animó y decidió preparar las comidas para algunas familias vecinas que quedaron sin nada para comer durante la cuarentena de tres días.

Se presenta un drama humano muy fuerte: «La gente ve morir a los propios seres queridos o que los traladan  a centros especializados para el EÉola. Son centros que quedan lejos de aquí – el que escribe es el Padre Carlo Di Sopra de la diócesis de Makeni – y muchos, una vez que se fueron, no vuelven más. Las familias no saben más nada de ellos, ni ellos de sus propias familias. Se comprende entonces porque algunos se esconden y otros prefieren morir en sus propios pueblos. Pero así el virus se propaga y cobra nuevas víctimas»

Sí, porque lo que hay que derrotar no es solo el  virus sino también la ignorancia: la gente se pregunta: ¿existe de verdad el Ébola o es propaganda? ¿Quién provocó esta enfermedad? ¿No será que sólo quieren vendernos las vacunas para sacar una ganancia? – escribe Carlo Montaguti, médico focolarino de Costa de Marfil quien escribió un artículo profundizando el tema de la epidemia del Ébola en el último número de Nouvelle Cité Afrique. A esto se agregan los que se dicen curanderos, como la mujer liberiana se trajo enfermos de la  cercana Guinea, contribuyendo así a la difusión de la epidemia en Liberia. Y la insuficiencia de los sistemas sanitarios nacionales, su incapacidad de responder decididamente a una emergencia de esta magnitud y sobre todo la falta de medios. «En ciudades como Monrovia (la capital de Liberia), con dos millones de habitantes, la mayor parte de los hospitales y centros sanitarios están cerrados por miedo al contagio. Así es difícil curar, no solo el Ébola, sino todas las otras enfermedades». Es una situación que debe ser asumida por la comunidad internacional, como recomendó el Papa Francisco en su reciente llamado.

20141107-01«Estamos constituyendo un ‘fondo Ébola’ para ayudar a los más afectados – escribe el Padre Carlo-. De los Focolares de Costa de Marfil llegó ayuda concreta que ahora estamos distribuyendo. Hay muchos huérfanos: hay algunas familias que han sido diezmadas por el virus. Otro religioso, el Padre Natale, está tratando de forma desesperada de encontrar un equipo del extranjero que tenga un laboratorio para realizar test del virus y que pueda venir aquí al norte». Y sigue diciendo: «En estos días dos de nuestros religiosos tuvieron fiebre alta. Era probablemente malaria, porque la fiebre desapareció, pero al principio existía  siempre la aprensión y uno se encuentra desarmado, de verdad sólo en las manos de Dios. Hay cada vez más casos y no lejanos de nuestra casa. Ahora aparecieron casos de Ébola también en la zona de  Kabala donde aún no se habían registrado. Llegan noticias de que el virus está fuera de control, sobre todo porque ha brotado en las ciudades. Existe una gran suspensión». Además no se puede viajar como antes, porque el distrito entró en cuarentena.

Y con el paso de las semanas el Padre Carlo confiesa que comprende que «éste no es un ‘ángulo del mundo’, como lo había definido antes, sino que es el corazón de Aquel que Chiara Lubich llama el Super-Amor’», Jesús Abandonado, que en la Cruz no encuentra respuestas, pero continúa amando. Es la única arma que queda, poderosa, porque ayuda a no perder la esperanza, a permanecer unidos, a rezar por los enfermos: «pueden quitarnos la posibilidad de encontrarnos, pero la presencia de Jesús entre nosotros se puede establecer también a través de las puertas cerradas de las casas», escribe un joven. Y otro dice: «Sí, ésta es nuestra impresión. Parece que estuviéramos en una prisión, pero también allí podemos amar».


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