Holy Love James Liao camp 06 crop rid«En las aguas del Sun Moon Lake se reflejan las verdes montañas de la región centro-occidental de Taiwán, la bella y gran isla del Mar de China que los navegantes portugueses llamaron Formosa con acierto. Su fama atrae hasta aquí a millones de turistas, también desde la China continental. Las empinadas laderas están cubiertas de una exuberante vegetación entre la que logro distinguir cañas de bambú de unos 15 metros.

James Liao, de unos cuarenta años, seco como muchos de sus compatriotas, nos espera a la entrada de un pequeño muelle para que nos acomodemos en la popa de la Holy Love, una embarcación a motor recientemente reconstruida, de la que está muy orgulloso: es la única de todo el lago adaptada para el acceso de sillas de ruedas.

«La pasarela de acceso, la puerta especial, los ganchos para anclaje de sillas de ruedas durante la navegación han costado bastante. Esto había quien no lo entendía. Pero era necesario hacerlo si es cierto que esta iniciativa nació para superar todas las discriminaciones. De este modo, son ya más de 200 inválidos los que han podido llegar hasta nuestro campamento».

Otra discriminación que James ha querido combatir es la de la minoría de aborígenes que vive en estos lugares: los cinco puestos de trabajo creados en el campamento son para ellos.

Holy Love camp 02 ridEl campamento se encuentra en una pequeña cala que está al fondo de una preciosa ensenada, prácticamente inaccesible por tierra. El bosque que la rodea y el canto de los pájaros crean un contraste evidente con la orilla opuesta del lago, ocupada por casas, calles, tiendas y un enorme rascacielos, mientras que las mejores panorámicas están ostentadas por vistosos hoteles de cinco estrellas. En el centro de la cala hay una simple casa de madera que permite alojar a unos treinta jóvenes en dos estancias y, junto a ella, una estructura sin techo que hace las veces de cocina. Alrededor, en la zona que da al monte, se han colocado cenadores blancos que protegen del sol o de la lluvia, según el caso.Una esquina está ocupada por cajones de plástico negro, colocados en forma radial, de tal manera que las más altas estén al alcance de la mano de una persona sentada: todo estudiado para permitir también a los inválidos la «Terapia verde«. Las plantitas, bien alineadas, que brotan de los cajones, confirman que no hace mucho que se practicó una de las terapias.

Holy Love green therapy 05 ridA la orilla del lago, junto al muelle, están colocadas en orden unas veinte canoas de metal ligerísimas. «Es titanio, recuperado hace treinta años del fuselaje de aviones de la segunda guerra mundial por el fundador del campamento, el Padre Richard, un americano de Wisconsin que lo dejó todo para dedicarse a nosotros, los taiwaneses, empezando por los más débiles. Él era, antes de mí, el responsable de los Special Need Centers (centros para personas necesitadas) de la diócesis de Taichung, y pensó en este lugar para darles la oportunidad de hacer experiencias formativas de las que, de no ser por él, habrían quedado excluidas. No llegué a conocerlo pero hace poco me dio una gran alegría encontrar antiguos documentos en los que hablaba precisamente de un barquito accesible a los disminuidos«. La figura del Padre Richard desempeñó un papel también en la elección de fe de James, seguida por su decisión de dejar un puesto bien pagado en la banca para ir a hacer estudios de didáctica para necesitados y, después, trabajar para ellos.

Cada una de las palabras de James transmite entusiasmo por todo lo que supone respeto por el medio ambiente, cuidado del espíritu, acogida,atención hacia los demás. ¡Realmente fascinante! Pero esta es también una empresa, por lo tanto, le pido datos acerca la gestión económica: «Estamos muy orgullosos porque seguimos en activo gracias a lo que obtenemos de las excursiones y de las actividades deportivas que ofrecemos también al gran público (en la ciudad tenemos a dos personas más que trabajan para nosotros en contacto con agencias turísticas). Y ya no es la diócesis la que nos sostiene, como ocurría en el pasado, sino que somos nosotros los que le ofrecemos parte de los beneficios, concretamente, el 30% de lo que obtenemos. Otro 30% va a los Centers for Social Needs, el 30% lo volvemos a invertir en la empresa y el 10% restante va a los trabajadores, según un esquema que hemos adaptado de la Economía de Comunión, de la que queremos seguir sus principios.» Y, para que todo quede claro, está esctrito con caracteres bien visibles en el tablón de anuncios que hay en el acceso al barco, que presenta a los pasajeros la lógica de Holy Love».

Reportaje por Benedetto Gui

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