Ella te ha dicho (pregunta en español): «»¿Puedes contarme lo que sentiste en tu corazón cuando fuiste a comprar la leche?»».

«Ciao, Chiara, me llamo Daniela y vengo de Turín.«¿Qué te dijo Jesús ese día que fuiste a comprar la leche para tu mamá?” Esta pregunta es de Pedro de Brasil!».

Chiara :Va bien. Entonces me preguntan cómo era aquella historia cuando fui a comprar la leche.

La historia fue así. Estábamos en casa. Yo tenía dos hermanitas y tenía a mi mamá. Era invierno y hacía frío.

Entonces mi mamá dijo: «Vayan -a mis hermanitas, porque yo debía estudiar- vayan a comprar la leche». Y una de mis hermanitas dijo: «No», porque estaba cansada; mi otra hermanita dijo: «No», porque estaba cansada.

Entonces yo, aunque debía estudiar, dentro de mí sentí un deseo enorme de hacer un acto de amor y dije: «Voy yo, mamá, con la botella a comprar la leche». Entonces, fui a comprar la leche.

Cuando estaba a mitad del camino, precisamente en un lugar que se llama «Virgen Blanca» -allí está escrito, no sé si todos lo ven- yo sentí en mi corazón, no con los oídos, sino en el corazón, como si Jesús me dijera: «Date toda a mí»; «sé toda mía»; «date toda a mí». Y yo respondí: «Sí». Y experimenté una gran, grandísima alegría.

Después comprendí que cuando se hacen actos de amor suceden cosas hermosas. Porque yo hice un acto de amor yendo a comprar la leche con la botella y Jesús me llamó, me llamó a seguirlo siempre. Ésta es la otra pregunta.

«Ciao, Chiara. Me llamo Stefano.«¿Cómo te donaste a Dios?» Esta pregunta te la hace Mario de Colombia».

«Chiara: «Cuando te casaste con Jesús ¿qué sentiste en tu corazón?” Esta pregunta te la hace Mariela de Paraguay».

Chiara : Entonces yo tengo que explicarles lo que sucedió cuando me doné a Dios, cuando me casé con Dios.

Sucedió lo siguiente. Era una mañana fría también esa, y había un temporal que no se imaginan. Yo tenía el paraguas abierto, pero debía ir contra el viento, contra la tempestad, contra todo. Parecía que el diablo no quería que me consagrara a Dios. Porque él sabía que nacería este Movimiento. Entonces parecía que no quería que hiciera aquel acto que quería hacer. Pero fui adelante con decisión.

Después, cuando llegué, debía entrar en la iglesia para donarme por completo a Dios durante la Misa, y allí el portón se abrió de par en par y yo tuve la impresión de que Dios me abrazaba, de que el Señor abría su corazón para que yo entrara.

Cerca del altar había un reclinatorio preparado para mí. Entonces yo me puse allí y escuché la Misa, y durante la comunión le dije a Jesús: «Soy toda tuya».

¿Qué experimenté en mi corazón en ese momento? Una enorme felicidad, porque yo era consciente de que me casaba con Dios y dije: «Pero, si me caso con Dios, ¿qué sucederá? Dios es omnipotente, Dios es grande, Dios es infinito. ¿Qué sucederá?». Yo no sabía que iba a nacer un Movimiento en el mundo entero. Pero Dios me hacía entender ya que iba a suceder algo grande.

Luego regresé a casa. Mi mamá no sabía nada. Mi papá no sabía nada. Mis hermanas y mi hermano, no sabían nada. Por el camino, en una plaza, encontré a un señor que vendía flores. Tenía muy poco dinero, casi nada, algunas moneditas. Saqué esas pocas monedas y compré tres claveles rojos, y cuando llegué a casa los puse delante del crucifijo. Y basta. Allí empezó el Movimiento, porque después de mí vinieron muchas, muchas otras y vinieron también ustedes.

Chiara Lubich

Vídeo en italiano y en Inglés

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