20151119-03En el mes de ashwayuja (que generalmente cae entre octubre y noviembre), India se enciende de luces y de fiesta. Es Diwali, una tradición que procede de la antigua leyenda del Rey Rama que después de 14 años de exilio en la selva, vuelve a la ciudad de Ayodhya y es recibido por un desfile (avali) de luces (dipa) en su honor. De aquí viene el nombre: Dipawali o más simplemente Diwali. Este año se celebra del 10 al 15 de noviembre.

Los festejos comienzan con la limpieza de todos los ambientes de la casa, allí, en distintos puntos –en la entrada, en el antepecho de las ventanas, etc.- se colocan muchas lámparas pequeñas que en la oscuridad de la noche transforman la ciudad en un escenario mágico. La lámpara es el símbolo de la sabiduría y del conocimiento interior. Pero los significados, como en un caleidoscopio, se cruzan y se amplifican: el saber ahuyenta la ignorancia, la interioridad lleva a la paz. El bien vence sobre el mal; la luz triunfa sobre las tinieblas y se expande la fuerza de la vida. Diwali es todo esto y mucho más.

Es una fiesta que se espera durante todo el año. Al tercer día – es el verdadero Diwali-, la gente se pone ropa nueva, se adorna con coronas de flores y collares brillantes, intercambia regalos con los amigos y familiares, especialmente dulces y bocadillos caseros. Todos asisten a la función religiosa en honor de Laskshmi, la diosa del bienestar. En una atmósfera de paz, llevan semillas, hojas, monedas e íconos religiosos, recitan mantras védicos para obtener su bendición. No faltan tampoco los juegos de sociedad (cartas, especialmente el ramino), mímicas, bailes, búsqueda del tesoro, juegos pirotécnicos.

20151119-04Diwali no es solamente una celebración hindú. Es también un hecho cultural y social que involucra a todo el país, con algunas diferencias según los Estados o la prevalencia religiosa. Festejan los musulmanes, los budistas, los cristianos. En esos cinco días se iluminan de fiesta también los centros de los Focolares que están en Mumbai, en Nueva Delhi, en Bangalore, Goa y en los 13 centros educativos vinculados con el Movimiento donde asisten en total 1500 niños y adolescentes, en su mayoría hindúes, que gracias al apoyo a distancia acceden a la escolaridad, a una comida caliente por día, a atención sanitaria preventiva y curativa. (www.afnonlus.org).

Los rituales de Diwali permiten conocer la gran sensibilidad del pueblo hindú, valorar la familia, la amistad, la armonía de la vida, pero también el respeto por el ambiente. Es significativo que para Diwali, no se recurra a objetos anónimos comprados sino que se donen cosas elaboradas con las propias manos. Como es también significativo, que, junto con las oraciones, se ofrecen los frutos de la tierra, expresando así el propio reconocimiento por la naturaleza y sus dones. Es una costumbre que encuentra eco en la encíclica del papa Francisco Laudato si’. Y es precisamente de tal documento y del nexo indivisible entre el vivir en armonía con la creación y con los demás, que nace el augurio enviado por el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso, en nombre del papa Francisco, al casi millar de creyentes de las religiones del Sanatana Dhama (lo que los occidentales llaman hinduismo) . Comenzando por su título, Cristianos e Hindúes: promovamos juntos la ecología humana.

El mensaje por los festejos Diwali transmiten también el deseo de que, juntos, logremos actuar conscientemente por el “cuidado de la naturaleza, por la defensa de los pobres, por la construcción de una red de respeto y de fraternidad”. “Nosotros podemos – continúa el mensaje – hindúes y cristianos junto con las personas de las otras tradiciones religiosas y de buena voluntad, nutrir una cultura que promueva la cultura humana”. De esta forma existirá armonía dentro de nosotros, en las relaciones con los demás, con la naturaleza y con Dios, y esto, preanuncia el mensaje “favorecerá el crecimiento del árbol de la paz”. Un auspicio también para quien, en vista de la Navidad, desea prepararse en el mejor modo. El mundo espera que el árbol de la paz sea cada vez más robusto, a través de gestos concretos de tolerancia, acogida y diálogo en todo sentido.

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