20151231-01El mensaje del Papa Francisco, en este año jubilar de la Misericordia, insiste más que nunca en que hay que vivir el don inmenso de la Paz. Es un llamado fuerte, que sacude las conciencias e invita a la conversión. Paz y Misericordia, dos elementos imprescindibles para la convivencia humana y con la Creación. Dos palabras de las que tomamos mayor conciencia hoy por los efectos de su ausencia.

Una parte del mensaje papal, donde habla de Jesús, me llevó a mi Tierra. Para mí, que soy árabe, católica, de origen palestino, es impresionante ver la forma de actuar de Jesús a la luz de la frase “Vence la indiferencia y conquista la Paz”. Pensando en esos lugares puedo afirmar que Él vivió como una Persona entre las personas y narró parábolas divinas sacándolas de la vida cotidiana.

Lamentablemente todavía hoy la mía es una Tierra que no conoce totalmente la Paz, sin embargo en ella nacieron las tres religiones monoteístas. En el Estado de Israel viven 8 millones de personas y 4 en los Territorios Palestinos. En ambos lugares son sólo el 2% de la población, y pertenecen a varias iglesias: católica, ortodoxa, armenia, siro-ortodoxa, copta, luterana y otras. Es una Tierra pequeña pero vasta por sus dimensiones multi-religiosas, multi-culturales y multi-confesionales. Es una tierra que ha sufrido muchas invasiones, muchas conquistas y muchos conflictos que todavía hoy continúan.

La posibilidad de vivir pacíficamente es un camino que todavía hay que recorrer, si bien aquí y allá se hacen intentos de encontrar una solución política, justa y duradera. El temor y la desconfianza recíproca han levantado muros que dividen a la población de una parte y de otra, pero son sobre todo las hostilidades que hay dentro del corazón las más difíciles de derrumbar.

Me impresionan las palabras del Papa: “A nivel individual y comunitario la indiferencia hacia el prójimo, que es el resultado de la indiferencia hacia Dios, asume un aspecto inerte y privado de compromiso, y alimenta la prolongación de situaciones de injusticia y de grave desequilibrio social, las cuales, a su vez, pueden conducir a conflictos, o en todo caso, a generar un clima de insatisfacción que puede desembocar, antes o después, en violencia e inseguridad”.

En los años vividos en Jerusalén me comprometí, junto a muchos, a difundir el espíritu de un auténtico diálogo sincero entre el mundo árabe y el mundo judío, mediante la amistad y el afecto que sólo las relaciones humanas pueden crear. De hecho, hablar de paz, sólo en sentido político no es tan eficaz, si no se construye antes una relación entre las personas. A partir de esta realidad han nacido momentos de encuentro entre jóvenes, familias, con estudiosos de ambas partes, que han propiciado gestos concretos de acercamiento, solidaridad y respeto recíproco.

“Vence la indiferencia y conquista la Paz”. Es un mensaje que hace florecer en el alma una nueva esperanza. El Papa nos alerta diciendo: “Algunas personas prefieren no buscar, no informarse y viven en medio de su bienestar y su comodidad, sordas al grito de dolor de la humanidad que sufre. Casi sin darnos cuenta nos hemos vuelto incapaces de sentir compasión por los demás, por sus dramas, no nos interesa hacernos cargo de ellos, como si lo que está sucediendo fuera una responsabilidad externa a nosotros, que no nos compete”.

Que el mensaje del Papa Francisco nos impulse a hacer un cambio real. Que el 2016 nos encuentre a todos firme y confiadamente comprometidos, en distintos niveles, a realizar la justicia y a actuar a favor de la paz. Sí, esta última es un don de Dios, pero ha sido confiada a todos los hombres y a todas las mujeres del mundo. Le corresponde a cada uno de nosotros alcanzar esta meta.

 

1 Comment

  • Grazie di cuore Margaret! Sì, il Papa ci sprona a vivere ogni giorno impegnandosi per la pace, offrendo ogni piccolo sforzo, ogni «ricominciare» come fiammelle per accendere e riaccendere il fuoco dell’Amore dove siamo. Stanotte con i nostri amici rifugiati, abbiamo celebrato la nostra appartenenza alla stessa umanità. E’stato bellisssimo, pieno di gioia vera. Non lasciamoci in pace… nel vivere per la pace finchè siamo su questa terra.

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