Bella Accoglienza, Ave Cerquetti
Ave Cerquetti, ‘Bella Accoglienza’ – Roma, 1961

«María es la criatura que ha sido capaz de engendrar en la carne al Verbo, la segunda Persona de la Trinidad.
Debemos entender esta prerrogativa de María en toda su extraordinaria densidad, que la hace única entre todas las criaturas.

María, siendo Madre de Jesús, es Madre de la única Persona humano-divina del Verbo, a la que Ella da la naturaleza humana, que en Él se une con la divina, en una unión profundísima y perfecta – “sin división” y “sin confusión”, como afirma el Concilio de Calcedonia (Cf.: DS 302) –.

María es por tanto, en el verdadero sentido, Madre de Dios (cf. DS 251-252). Dios ha podido obrar tanto en Ella, por su libre consentimiento al plan divino preparado desde toda la eternidad: “Hágase en mí según tu Palabra” (Lc. 1,38).

Al mismo tiempo, María, porque Dios la pensó como aquella que resume en sí la Creación entera, ha abierto a la Creación la misma posibilidad de engendrar a Dios.

Es así como con Ella y en Ella la libertad del hombre alcanza su verdad y su plenitud.
Por eso, de María, la Mujer, nació Jesús, el Hombre-Dios.

A partir de aquí, es necesario reinterpretar trinitariamente el dato bíblico que se refiere a la relación ontológica hombre-mujer, en la que radica la verdadera, profunda igualdad y distinción de ambos».

De: Pasquale Foresi, Luce che si incarna, Città Nuova 2014, pp. 178-179

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