20160914-01«Cuando me propusieron ir a visitar las comunidades de los Focolares en Gabón, busqué en Google Earth para descubrir en qué punto del continente africano estaba. Se trata, de hecho, de un pequeño país del cual se habla poco o nada. Y en cambio, hay pocos lugares en el mundo tan hermosos como éste, tan ricos en recursos naturales (petróleo, maderas nobles, bosques, especies en extinción todavía presentes, parques naturales, 800 km de costa, ríos, un mar de ensueño …). Y no digamos de la gente: menos de 2 millones de habitantes de 40 diferentes etnias, cristianos, animistas y musulmanes, acostumbrados a convivir pacíficamente y – ¡esto debo decirlo! – con una capacidad de acogida inclusiva extraordinaria, que he podido experimentar en primera persona.

Hoy Gabón se encuentra en una complicada situación política, después de las elecciones del 27 de agosto y desde que se anunció la victoria de uno de los dos candidatos a la presidencia. Por parte de muchos, ya sea desde el interno del país como de la comunidad internacional, existe una fuerte demanda de transparencia en cuanto a hacer públicos los resultados de cada región y no sólo el resultado final – como prevé la Constitución gabonesa –. En este caso concreto, de hecho, el resultado no convence a una gran parte de la población, que ha salido a las calles tanto en Libreville (la capital), como en Port-Gentil (ciudad industrial). Todas las manifestaciones han sido contenidas y reprimidas, lamentablemente con el resultado de un impreciso número de muertos y con muchos arrestos.

Bloqueados los medios de comunicación no oficiales y las redes sociales, he encontrado dificultad para tener noticias de los amigos, con quienes compartimos días inolvidables a la luz del Evangelio vivido. Han sido ellos los que han logrado comunicarse para decirnos que están bien y en qué situación se encuentran:
“¡Gracias por interesarse por nosotros! – escriben desde Libreville – Lamentablemente es verdad que el País está viviendo una situación de violencia postelectoral. La tensión es fuerte y se nos ha aconsejado que hagamos acopio de agua y víveres necesarios y que nos quedemos en casa. Ha habido saqueos de supermercados. La comunicación está controlada por el gobierno y tenemos la posibilidad de conectarnos a internet por breve tiempo y sólo desde las 8 de la mañana hasta las 14 horas; por otra parte, han sido bloqueados los servicios de mensajes instantáneos y las redes sociales como facebook, whatsapp, etc. Los militares están muy presentes en las calles. Una confusión total después de la proclamación de los resultados electorales, en este país libre y democrático… Estamos todavía esperando el anuncio por parte de la Corte Constitucional y es posible que haya otros desórdenes. La gente teme por el futuro próximo de Gabón”.

He recibido también noticias de Port-Gentil: “Estamos bien, gracias a Dios. Desde el 31 de agosto el acceso a Internet es limitado y complicado. Esperamos que se reactive pronto porque es un instrumento demasiado importante para la comunicación. Toda la semana pasada nos quedamos encerrados en casa, y era imposible salir a causa del caos total que había invadido las calles de Port-Gentil y de otras muchas ciudades del País. En estos momentos sentimos la importancia de la oración”.

Antes de dejarnos habíamos sellado un pacto entre nosotros: nos comprometimos a ser constructores de paz, unidad y diálogo con todos, cada uno en el propio ambiente de trabajo y en el familiar. Ahora más que nunca es el momento de actuarlo.

Nos sostienen las palabras que Papa Francisco ha dirigido ayer, 11 de septiembre, a los presentes en la plaza de S. Pedro y al mundo entero: Encomiendo al Señor a las víctimas de los enfrentamientos y a sus familiares. Me uno a los obispos de ese querido país africano para invitar a las partes a rechazar todo tipo de violencia y a tener siempre como objetivo el bien común. Animo a todos, en particular a los católicos, a ser constructores de paz en el respeto de la legalidad, en el diálogo y en la fraternidad.».

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