bambinineiguaiUna larga experiencia como maestra de primaria –empieza diciendo Patrizia Bertoncello, la editora del texto – me ha llevado a captar esas posibles señales propias de algunas carencias que están más presentes en la periferia que en otros lugares. A menudo son los mismos alumnos quienes las revelan: “Había una vez una florescribe en clase Cristina, de 7 años- el papá-flor se había ido y tampoco la mamá-flor estaba con ella, porque tenía mucho que hacer y estaba muy preocupada. No tenía tiempo para escucharla. La flor era una rosa con mil espinas. Las espinas eran muchas y punzaban. La flor quería hacer amistad con los animalitos del bosque o con las otras flores. Pero cuando se acercaban se punzaban y escapaban corriendo. Y ella no podía hacer nada. Al final la flor, que era una rosa, estaba siempre sola y muy triste”.

Es la clara explicación que ella misma da de los repetidos desprecios que sufría en clase que la alejaban de todos. Como ella, con diferentes problemáticas, hay tantos niños rechazados, porque si bien este mundo a muchos les parece habitable y protector, no está libre de contradicciones y ambivalencias que recaen sobre los más débiles. A veces, esas instituciones, que de palabra están comprometidas a favor de los derechos de la infancia, de hecho los tienen poco presentes. Especialmente los de los niños que no cuentan con padres que los apoyen o que no tienen vínculos familiares sólidos, dejándolos así en una zona oscura, en la inestabilidad afectiva y a menudo también son víctimas de una profunda pobreza. La falta de protección y de oportunidades reales de crecimiento, ciertamente no son dignas de una sociedad como la nuestra. Por eso muchas veces me he preguntado qué se puede hacer para dar la palabra a estos “niños invisibles”, cómo contribuir a construir una cultura que tutele y respete plenamente la infancia.

IMG-20160703-WA0003Empecé tratando de acoger a cada uno de mis alumnos con amor, y poco a poco vi que sus lágrimas se secaban. Me di cuenta de que para realmente “encontrar” el mundo de los pequeños es necesario acercarse a cada niño con atención, y aprender a ver las cosas desde su visión, poniendo en juego toda la energía y la competencia para crear relaciones significativas. Con los demás trabajadores y profesionales, animados por el mismo estilo educativo, después traté de activar procesos en los que los niños y sus familias hagan la experiencia de relaciones realmente educativas.

A partir de esta sinergia nació la idea de escribir un libro que narrara no sólo las historias de los “niños invisibles”, sino también buenas prácticas y caminos de rescate. “Chicos en problemas”, escrito por un oncólogo, un trabajador social, un pediatra y por mí que me encargué de la edición, quiere evidenciar esas semillas de esperanza y de relacionalidad positiva que llegan a ser, en cierto modo, generadores de resiliencia. Es decir ese recurso que tantos niños, oportunamente ayudados, logran poner en movimiento alcanzando buenos niveles de recuperación.

Como le sucedió a Emma. Cuando tenía 8 años, herida por la desintegración de su familia , había incluso querido quitarse la vida. Recientemente, después de encontrarme por Facebook, me escribió: “Querida maestra, ¡qué nostalgia tengo de ti y de tantos momentos compartidos! ¿Recuerdas cuando nos leías historias y hacías las voces de los personajes?¿Y del paseo al mar? Cierto, lo que no se borrará nunca de mi corazón es cuánto me quisiste cuando para mí todo era oscuridad. Cuanto terminé en el hospital después del triste hecho tú estabas ahí y no me preguntaste por qué lo hice. Sólo estabas y ese

En las presentaciones del libro en la universidad y en congresos, sorprende el despertar de la atención y la responsabilidad de las personas, que empiezan a darse cuenta de la presencia del niño del vecino o del que pide limosna en el Metro (Subte) o en algún reparto del hospital. Son niños que antes eran invisibles y que ahora pueden volver a ser protagonistas de su futuro.

Recogido por Anna Friso

i Patrizia Bertoncello – Bambini nei guai – Città Nuova 2015, pág. 11
ii Patrizia Bertoncello – Bambini nei guai – Città Nuova 2015, pág. 66

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