s200_piotr.zygulskiPiotr, ¿qué te condujo a decidir inscribirte en Sophia?

Muchos factores me condujeron a Sophia. En los años del liceo tuve la fortuna de encontrar a un filósofo turinés que se llamaba Costanzo Preve, quien me llevó a acercarme a los estudios de filosofía a partir de la curiosidad que sentía por la política. Su enfoque filosófico hegelo-marxista me abrió un horizonte sobre la globalidad social que hizo que fuera más difícil mi elección profesional; estaba indeciso entre economía, política y filosofía. Terminando el liceo un profesor me habló de Sophia, a pesar de que ofrecía sólo curso de post grado. Al final, para tener “un cartón” que me ofreciera más opciones, opté por un diploma de tres años en Economía, en Génova.

Una elección que no te dejó

La insatisfacción ante el enfoque “mainstream” (basado en la cultura de masa) de muchos cursos me llevó a formar parte de la red internacional de Rethinking Economics para promover el pluralismo económico, metodológico e interdisciplinario en la enseñanza universitaria de la Economía y a fundar una sede local. Contemporáneamente proseguí en forma autónoma mis estudios de música y de filosofía. Además ingresé en el mundo del periodismo: formo parte de la redacción del Periódico Termómetro Político y desde hace algunos meses dirijo la revista de debate eclesial Nipoti di Maritain (Sobrinos de Maritain). Ahora bien, enfocándome en el punto, en estos años leí algunos artículos del rector Piero Coda y le pedí si podía visitar Sophia. Vine dos veces, antes de inscribirme. Cada vez, la confirmación de mi vocación “sophiana” quedaba más reforzada.

¿Qué itinerario decidiste seguir y cómo te ha ido en los primeros meses de estudio?

Elegí el itinerario de ontología trinitaria, también por la posibilidad de aprovechar el convenio con la Universidad de Perugia para la doble titulación, y obtener así, además del título pontificio, una maestría italiana en Filosofía con enfoque didáctico, que eventualmente me puede abrir la posibilidad de dar clases en el liceo. En estos primeros meses casi todos hemos frecuentado los mismos cursos, de filosofía, teología, política y economía, lo que nos permite partir de una base común. Esta interdisciplinariedad, en mi caso, no fue una sorpresa, sino una elección consciente y deliberada. Desde el punto de vista académico, el nivel de Sophia es muy bueno y me ha permitido profundizar temas de interés personal durante los cursos. Desde finales de agosto vivo en la residencia, exactamente los pisos más arriba de las aulas universitarias, junto a nueve chicos de todos los continentes, de Argentina, China, Alemania, Tanzania, e incluso Líbano. Una convivencia óptima, bien organizada también por lo que respecta a las tareas domésticas; desde el primer momento nos hemos sentido realmente hermanos, en las pequeñas necesidades cotidianas.

¿Y tus proyectos? ¿Qué entrevés?

Es difícil decirlo, porque por el momento no hago otra cosa que abrirme a nuevos caminos; el objetivo a mediano plazo es terminar y obtener el título, pero para la tesis tengo muchas ideas diferentes y, como sucede a menudo, probablemente ninguna será la definitiva. Después podría pensar en el doctorado, pero se verá. De todas formas quisiera mantener mi actividad periodística y, desde el punto de vista laboral, no me disgustaría dar clases o encontrar un trabajo en el mundo editorial. Pero no quisiera poner obstáculos al Espíritu que podría empujarme también hacia otra parte.

 

Fuente: IUS online

 

 

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