A partir de una frase de la Escritura, Chiara Lubich reflexiona sobre el Santo Viaje de la vida, invitándonos a verificar periódicamente ante Dios a qué punto estamos en nuestro camino.

El motivo que me empuja a dirigirme a ustedes es el deseo de examinar juntos la situación en lo referente a nuestra santificación. En estos días, una focolarina me ha señalado una bellísima frase de los Salmos, que anuncia una bienaventuranza que no conocía: “Bienaventurado el hombre que pone su confianza en ti, y decide en su corazón emprender el santo viaje”.*

“El Santo Viaje”. ¿De qué viaje habla la Sagrada Escritura? Ciertamente del itinerario del hombre hacia Dios, hacia el Cielo. Por tanto, del viaje de nuestra santificación que nos abre el Paraíso. […]

¿Y entonces?, ¿estamos verdaderamente encaminados, también en este momento, en el Santo Viaje? […] Detengámonos por un momento y hagamos un breve balance delante de Dios, y solo para su gloria. ¿Ha habido resultados positivos? ¿Hemos mejorado, por ejemplo, en hacer la voluntad de Dios? ¿En el amor? ¿En el amor recíproco? […] Si podemos responder que sí, demos gracias a Dios y ¡adelante! Si no, démosle gracias por disponer aún de la vida para empezar de nuevo. Y adelante. ¡Queremos, sin duda, saborear juntos la dicha del Santo Viaje!

Chiara Lubich

(En una conferencia telefónicaRocca di Papa, 3 de septiembre de 1981)
Cf. Chiara Lubich, La vida, un viaje, Ciudad Nueva Ed., 2019, pp. 11-12.
* Sal 84, 6.

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