Cada día ante cualquier acción podemos descubrir qué rostro de Jesús Abandonado podemos amar a través de la misma. Esta es la sugerencia de Chiara Lubich para cumplir bien, perfectamente todo lo que tenemos que hacer.

Amar a Jesús Abandonado. Es precisamente a este nombre, que toca tantos aspectos de nuestra vida como individuos y como comunidad, al que quiero referirme también hoy. Más precisamente quisiera decirles algo sobre una forma especial de amar a Jesús Abandonado, que es puerta y camino hacia nuestra santidad. […]

En todas partes tenemos la maravillosa oportunidad de amarlo, de aliviarlo, de consolarlo, de poner remedio a males concretos, expresiones de Él. Esto es una gracia grande, porque con este trabajo siempre estamos en contacto con Él, con Jesús Abandonado, y amándolo podemos construir nuestra santificación.

Pero hay distintos modos de amarlo. Se le puede amar mucho y se le puede amar poco, lo cual significa que con este amor podemos contribuir a nuestra gran santidad o a una pequeña […]

Los santos buscaron y buscan, para la Gloria de Dios, ese amor que da el máximo rendimiento.

¿Escribimos nuestra historia para donar nuestra experiencia? Hagámoslo bien, muy bien, escuchando con gran atención su voz dentro de nosotros, esa voz que arroja luz sobre nuestro pasado y nuestro presente, esa luz que agrada a quien escucha y que atrae; y prestemos atención a lo que esa voz nos sugiere y a lo que corrige.

Hagamos todas las cosas con empeño, con el máximo empeño. Dejemos de retocar nuestro trabajo solamente cuando esa voz ya no tenga nada más que decirnos. No maltratemos nunca la Obra de Dios; no hagamos nunca obras imperfectas. Hagámoslo todo bien, todo muy bien.

[…] Ante cualquier obra que emprendamos, tratemos de descubrir qué rostro de Jesús Abandonado podemos amar con ella y lancémonos a hacerla con perfección. Obras perfectas, pues, por amor a Jesús Abandonado y construir así nuestra santidad, nuestra gran santidad.

Chiara Lubich

 (En una conferencia telefónica, Loppiano 20 de febrero de 1986)
Cf. Chiara Lubich, Juntos en camino, Ciudad Nueva, Buenos Aires 1988, pp. 143-146

 

 

 

 

 

3 Comments

  • Hoy, resonó especialmente en mi corazón ‘ hagamos todas las cosas con el máximo empeño y dejemos de retocar nuestro trabajo solamente cuando esa voz ya no tenga nada más que decirnos’
    Vivi en el encuentro con un desconocido, una experiencia de encuentro con Jesús Abandonado en el dolor existencial que esta persona me transmitió, que nunca había vivido con esa intensidad.
    Mientras me compartía su dolor serenamente, sentí sensiblemente que se abría mi esternón para recibir su dolor.
    Una gracia particular nos abrazó y sorpresivamente la valiosa realidad que permitió nos comunicarmaso en nuestras diferencias, generó que cada uno y cada cual reconocieramos en lo más profundo, bueno, bello y verdadero del corazón de cada uno, el don que teníamos para dárnsolo reciprocamente en una escucha profunda, en la cual nuestra matriz trintiaria se expresó en la palabra, en un gesto, en el cuidado mutuo a lo sagrado de nuestro ser, en lapropuesta de transformación por nuestro encuentro.
    Fueron momentos compartidos donde vivimos el reino que está dentro nuestro y entre nosotros. Experimentamos un amor indefinible y nuevisimo, una luz que en lo personal ha sido luz al pasado, al presente y especialmente he vuelto a un instante de los momentos compartidos. Aquel en el cual el hermano con el cual nuestros caminos se cruzaron, señaló con su dedo tres bellas gaviotas que estaban posadas en la arena de la playa por la cual caminabamos .
    Un pequeño gesto que quedó gravado en mi ser, por el cual comprendí después, que el era también consciente en algúna dimensión de su ser, de la dimensión trinitaria en el nosotros que estabamos protagonizando. Nunca quiso volver a hablar, ni tampoco quiso que nos encontráramos, pero volver a ese instante me asegura que en ese pequeño detalle, él vive también la gran diferencia que dio luz a nuestras vidas. Un nuevo comienzo. , un nuevo nacimiento…..que nos anuncia las luces de un nuevo amanecer en el cambio epocal que protagonizamos. El nosotros místico del cual nos habla Piero….a{un sigo escuchando al ES en mi corazón para compartir ésta experiencia de encuentro de distintso modos. Creo esta escuchandolo bien. Estamos viviendo con nuestra madre, momentos de silencio únicos….distintos momentos el de ella y el mío, pero me animo a decir en ‘ la tierra es mi cielo’

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