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Yangon

El amor por la libertad es uno de los mensajes más fuertes que nos llega del pueblo birmano, también a través de la líder pacifista Aung San Suu Kyi, Premio Nobel por la paz de 1991, que hizo conocer a todo el mundo la vida de un pueblo recientemente salido del aislamiento. Más silenciosa pero igualmente tenaz es la acción de los Jóvenes por un mundo unido que en Yangon, ex-capital del país, organizaron en la primavera pasada: un mini Genfest, recordando el Genfest mundial desarrollado en Budapest en el 2012 que en aquélla oportunidad había reunido a 12.000 jóvenes. Partiendo del lema “Let’s Bridge” (Construyamos puentes), presentaron, la imagen del puente en sus diversas fases de construcción de  relaciones entre personas, culturas, pueblos. Las historias que contaron eran fruto del compromiso de los jóvenes en el tema de la ecología, la paz, la cultura del dar, las relaciones en la familia. Hubo algunos momentos de incertidumbre por la electricidad defectuosa, que varias veces hizo saltar la instalación eléctrica. Pero el mensaje se transmitió: dar el primer paso para lanzar un puente hacia cada persona.

Después del Genfest de Yangon, los jóvenes de Myanmar se dirigieron hacia el norte, respondiendo a la invitación de un grupo de 80 estudiantes de Mandalay, para realizar otro Genfest local. Eran 14 jóvenes los que partieron desde Yangon hacia el norte y después de una noche de viaje alcanzaron a los demás. “Vivimos momentos muy lindos con los jóvenes de Mandalay – cuentan-. Gracias a su amistad y sencillez, nos sentíamos ya como hermanos y hermanas. Con esta atmósfera, todos  pudieron comprender fácilmente lo que queríamos transmitir”. Y la construcción de ‘puentes’ con todos es algo concreto: visitaron tres veces asilos de niños y casas de ancianos para compartir su amor y apoyo. Organizaron un post Genfest tanto en Yangon como en Mandalay, para promover la fraternidad y la paz. Actividades que, como un tam-tam, involucraban a otros amigos.

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Sport for Peace (Vietnam)

En Vietnam, hay un espacio para el deporte con una jornada de “Sport for Peace”. El llamado a la paz – en el trasfondo de la grave situación mundial- fue recibido con el corazón. También los más jovencitos, adhiriendo a la invitación del Papa Francisco de amar y ocuparse de los más ancianos y de los más pequeños, se dieron cita para visitar una casa de ancianos y un asilo.

En Bangkok, en Tailandia, “Connect” es la iniciativa promovida por los jóvenes. Tiene el significado de vincularse a otros y el instrumento elegido fueron los talleres: de arte, de canto, de danza y de cocina. «Vimos que participaron no sólo jóvenes, sino también algunas familias con sus niños – cuentan-. Éramos más de 60, también de otras nacionalidades: Pakistán, Myanmar, China y un numeroso grupo de Timor Este». Posteriormente, se realizaron visitas a los niños del slum de Bangkok, involucrando a un grupo de estudiantes universitarios. Hubo también  actividades para recolectar fondos para las víctimas de las catástrofes naturales: el alma era la creatividad juvenil por un lado y el espíritu de solidaridad, contando por otro lado, con la certeza de que el amor de Dios vence todo. Y luego partieron hacia el norte.

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Tailandia

Después de 5-6 horas de viaje desde la ciudad de Chiang Mai se llega a un lugar perdido en el mundo donde está naciendo un nuevo centro de recepción de jóvenes de las aldeas tribales. «Fuimos para visitar a los 18 jóvenes que hacen “home schooling” que están construyendo este centro con sus propias manos. El objetivo de este viaje era ver juntos como instalar un programa de formación basado en vivir la Palabra de Vida. Así comenzamos a trabajar con una nueva “periferia” – los jóvenes de las tribus- que la Iglesia local tiene en lo más profundo de su corazón»

 

 

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