¿El mensaje más importante de la beatificación? La fidelidad de estos cristianos a ‘su’ pueblo hasta el final.

“¿Qué nos enseñan estos 19 mártires cristianos a los argelinos hoy? A dar la vida sin distinción de raza o religión. Han sacrificado sus vidas por nosotros, por los extranjeros, por todo el pueblo argelino, cristianos y musulmanes. También murieron por los que le hacían la guerra, por eso no nos hicimos ninguna pregunta, inmediatamente nos pusimos a disposición y trabajamos juntos en la beatificación” Así responde Karima Kerzabi, musulmana, a la comunidad de los Focolares en Argelia que llamamos por teléfono junto a Giorgio Triulzi, focolarino de la primera hora, en el focolar de Tlemcen desde 1983, para que nos contaran desde adentro la beatificación de los mártires cristianos en Orán, el pasado 8 de diciembre.

Una beatificación única en su género, porque el máximo reconocimiento de la Iglesia Católica a sus hijos tiene lugar en una tierra, Argelia, 99 % musulmana. Un país que desde 1991 hasta 2001, la “década negra”, vio muerte y destrucción debido al fundamentalismo islámico. “Ahora se reconoce la heroicidad de la vida de estos cristianos – explica Giorgio – pero es importante decir que, además de ellos, también había miles de víctimas musulmanas entre la población civil: imanes, intelectuales, artistas, periodistas, médicos, abogados, jueces y docentes, pero también mujeres y niños. Creo que el mensaje más importante que esta beatificación da en la tierra del Islam al mundo es que estos mártires permanecieron fieles a ‘su’ pueblo hasta el final”.

H. Christian De Chergé (izquierda) en 1989 en Tlemcen con el Obispo C. Rouault y Giorgio Triulzi

Giorgio recuerda las numerosas reuniones con algunos de los monjes de Thibirine que el sábado pasado alcanzaron los honores de los altares, y en particular con su prior, fray Christian De Chergé. “Conocí a Christian porque a menudo se quedaba con nosotros, en Tlemcen, durante sus viajes a Marruecos. La relación era simple, de personas que donaron sus vidas a Dios y por eso se reconocen hermanos. Sin duda, era un hombre de Dios, como confirma lo que escribe en su testamento espiritual: ‘Si un día yo fuera, y podría ser hoy, víctima del terrorismo que parece querer involucrar a todos los extranjeros que viven en Argelia, me gustaría que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recordaron que mi vida fue ‘entregada’ a Dios y a este país’”.

“Christian y los demás – agrega Giorgio – son santos por la elección que hicieron de permanecer entre aquella que era ‘su’ gente: Dios nos coloca en un lugar y nos mantenemos fieles a Él. Debo decir que la beatificación también confirma la elección de vida y de fe de muchos que se quedaron durante esta década, es la Iglesia en Argelia que debe ser beatificada, precisamente por la elección de permanecer fiel a este pueblo”.

“¿Qué me queda de esta experiencia? – concluye Karima – que podemos dar nuestra vida por todos nuestros hermanos y esto es algo magnífico. Con el tiempo entenderemos el valor del don de estas vidas”.

Stefania Tanesini

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