(desde la izquierda) Padre Mario Dorsonville, Marco Desalvo, Chiaretta Zanzucchi

Un día, mientras se dirigía al Centro Hispano Católico de Washington de Washington, el Padre Mario Dorsonville, director del servicio de Inmigración y Refugiados de la Cáritas Católica de su Arquidiócesis, fue detenido por un hombre joven que lo tomó por el brazo. Le dijo que tenía un gran dolor en el corazón. “Vamos a la clínica, te tiene que ver un médico”, le contestó Dorsonville. “No”, respondió el hombre. Su dolor derivaba del hecho de no tener documentos, y por ende no poder tener un trabajo. No sabía cómo volver a su casa al final del día y mirar a la cara a los niños: “No hay mayor pobreza que cuando encontramos personas invisibles”, afirma Dorsonville.

Empezó así la historia del Centro Hispano Católico de Washington, escrita por Marylin Boesch en la Revista Living City de Noviembre. Un taller de fe, ha sido definido este lugar, donde ahora “las personas se pueden volver visibles”. La Misión del Centro es ofrecer la mejor calidad de servicios integrados para los emigrantes y refugiados, para devolver esperanza y dignidad a sus vidas, y hacer que vuelvan a tener confianza, sean respetados y miembros efectivos de la sociedad estadounidense. Se hace dándoles atención médica y odontológica, con centros de atención y consultoría, cursos de inglés y programas de formación profesional.

Es al Padre Dorsonville, a nombre del Centro Hispano Católico, a quien se le otorgó el Premio Luminosa 2012, el pasado 17 de noviembre, ante la presencia de más de 250 personas, entre diplomáticos, políticos, representantes del hebraísmo, del islam y del cristianismo así como personas sin una particular tradición religiosa, reunidos en la Universidad Católica de América en Washington. “Este premio nos anima a seguir iluminando la oscuridad con el servicio a nuestro prójimo” afirmó el Padre Dorsonville al aceptar el reconocimiento.

En la entrega del premio, promovido por el Movimiento de los Focolares, estaban presentes Marco Desalvo y Chiaretta Zanzucchi, delegados de los Focolares para la región Este de los Estados Unidos, quienes compartieron una reflexión de Chiara Lubich sobre el amor al hermano: “El Espíritu Santo, iluminándonos con su carisma, nos dijo: precisamente el hermano, la hermana… pueden convertirse en nuestro camino para llegar a Dios, una apertura, una puerta, un camino, un pasaje para llegar a Él. Y si lo conseguimos, amando al hermano, éste no es sólo nuestro beneficiado sino nuestro benefactor porque nos procura lo máximo que podíamos esperar”

Hay una profunda sintonía con la experiencia del Centro Hispano Católico; la reflexión resuena entre los presentes, subrayando su trabajo cotidiano en favor de quien pasa necesidad. “Se trata de un servicio concreto, constante y valiente, que devuelve dignidad a muchas personas de distintas proveniencias étnicas y sociales… ayudándolas a injertarse como parte integrante de la sociedad” – escribió la presidente de los Focolares María Voce, en un mensaje dirigido al Padre Dorsonville.

El Premio Luminosa por la Unidad, se confiere, a partir de 1987, a personas o asociaciones cuya vida contribuye a construir puentes de recíproca comprensión entre cristianos de diversas denominaciones, los principales credos religiosos y personas de buena voluntad  que se han distinguido en varios aspectos de la vida social.

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