En diálogo con Liliane Mugombozi, periodista congolesa, del focolar de Nairobi. Trabaja en el Jesuit Refugee Service de la capital keniana: “¿Los migrantes africanos? La mayor parte de ellos no va a Europa sino que se desplaza dentro del continente africano”.

“Para los medios internacionales África es el continente del éxodo de masa, pero no es ésa la realidad. Los migrantes se mueven sobre todo dentro del continente. Entre 2015 y 2017 en África se desplazaron casi 19 millones de personas”. Liliane Mugombozi habla con conocimiento de causa de este fenómeno poco contado, pero que ella conoce a fondo, no sólo por su profesión de periodista que ejerce desde hace muchos años, sino sobre todo por su experiencia directa. Hace dos años y medio que trabaja en el JRS (Jesuit Refugee Service), el Servicio para los refugiados gestionado por los Padres Jesuitas en Nairobi (Kenia).

“Desde septiembre de 2017 más de medio millón de refugiados vive en Kenia. Vienen sobre todo de la Región de los Grandes Lagos, del Cuerno de África y de África Central, pero también de Myanmar, de Afganistán, etc. . La mayoría de ellos vive en los campos de refugiados de Dadaab y Kakuma; unos 64.000 refugiados residen en Nairobi”.

Cuenta que en diciembre pasado organizaron un taller para 48 chicos refugiados, provenientes de muchos países africanos: desde Sudán hasta Somalia. “El objetivo era mirar juntos a su situación de refugiados y ofrecer instrumentos para afrontar los desafíos de todos los días: desde los derechos humanos hasta las dificultades culturales. ‘Cuando los miro – les dije – no veo refugiados, veo el futuro de este continente, veo el futuro del mundo. Todos ustedes han experimentado el sufrimiento, ¿quién mejor que ustedes podrá construir instituciones fuertes y justas?’ ”.

“Desde el primer momento en que llegué al JRS de Nairobi, en donde me ocupo de los estudiantes de la escuela secundaria y de los universitarios que pueden estudiar gracias a becas de estudio, intuí que mi servicio requería una gran flexibilidad e ir más allá de mis tareas técnicas. Me sentí llamada a compartir el dolor que hay detrás de cada historia, para encontrarme realmente con la persona. Entendí que la llave era construir relaciones verdaderas, de reciprocidad con todos.

Estando en contacto con tanta esperanza y tanto dolor Liliane comprendió que había que prestar atención a no ceder a la tentación de confundir la persona con su necesidad: “Una tentación que me habría cerrado el corazón a un encuentro verdadero con los chicos, sus familias, los docentes, con todos”.

La comunidad de los Focolares en Kenia también, sobre todo en Nairobi, ayudó con los Padres Jesuitas..
Organizó recolección de ropa, víveres y cosas de primera necesidad, libros, juguetes y objetos varios entre los amigos, familiares y en las parroquias. “Entendimos que ante todo debíamos superar los prejuicios, conocer las historias de los refugiados para crear una cultura del encuentro, de la acogida. Somos conscientes de que hay problemas que no podemos resolver, pero podemos ser hermanos y hermanas de todos ellos. Por cierto, estamos aún en las primeras armas, pero creemos que con Jesús entre nosotros, encontraremos la respuesta a este grito de Jesús en la cruz hoy, en esta nuestra tierra”.

Stefania Tanesini

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