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«El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna.» (Jn 4,13-14).

«El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4).

«En ti está la fuente de la vida» (Sal 36,10).

«Sobre todo revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección» (Col 3,14).

«Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.» (Lc 21,17-18).

«La súplica del humilde atraviesa las nubes» (Ecli 35,17)

«Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se pude servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13)

«Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!» (Lc 12,49)

«Señor, tú eres mi bien, no hay nada superior a ti» (Sal. 15,2)

«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y que me siga» (Lc 9,23)

«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él» (Jn 14, 23)

«Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo, (…). Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra». (Col 3, 1-2)