«A menudo estamos replegados y encerrados en nosotros mismos, y creamos muchas islas inaccesibles y cerradas a la hospitalidad. Incluso las relaciones humanas más elementales crean a veces realidades incapaces de apertura recíproca: la pareja cerrada, la familia cerrada, el grupo cerrado, la parroquia cerrada, la patria cerrada… ¡Y esto no es de Dios!». Resuenan fuertemente las palabras del Papa Francisco durante el Angelus del 6 de septiembre, con las que indica una acción concreta para socorrer el drama de los centenares de miles de refugiados obligados a dejar sus propias casas: «Ante la proximidad del Jubileo de la Misericordia, hago un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la concreción del Evangelio y acojan a una familia de refugiados». Maria Voce, en nombre del Movimiento de los Focolares, expresa «gratitud por el llamamiento valiente y concreto del Santo Padre», y subraya la decisión de hacer cuanto pide «abriendo más aún nuestras casas y lugares a la acogida ».
«Tenemos que hacer más», afirma Maria Voce, para mover los vértices de la política, los circuitos del comercio de armamento, las capacidades de decisión de las opciones estratégicas, las cuales – como empieza a demostrarse – pueden partir de las bases, con la movilización de la sociedad civil. La presidente de los Focolares, además, ha llamado a los miembros del Movimiento «a comprometerse y a converger mayormente» para promover, juntamente con cuantos se movilizan en esta dirección, acciones dirigidas a desenmascarar las causas de la guerra y de las tragedias que afligen a muchos puntos del planeta, con el objetivo de ofrecer remedio, «poniendo en juego nuestras fuerzas, medios y disponibilidad».
Notas de prensa – Servicio de Información de los Focolares (SIF)
0 comentarios