Kheit Abdelhafid no encuentra las palabras adecuadas para concluir la jornada: «Créanme, no tengo palabras, al final de esta líndísima jornada no tengo palabras. Porque el año pasado, antes del encuentro sobre el tema de la familia nos preguntábamos si seríamos capaces de hacer un congreso juntos. Y ahora que estamos finalizando el segundo congreso, me doy cuenta de que lo hemos logrado. La jornada de hoy lo demuestra. El futuro, lo veo por nuestros hijos que están juntos, será mejor de lo que vemos hoy en el mundo».
No fue fácil tampoco para el Imán – acostumbrado a las grandes multitudes- encontrar una forma apropiada para concluir el segundo congreso promovido por el Movimiento de los Focolares y la Comunidad islámica de Sicilia, realizado el 16 de noviembre en Catania, sobre el tema “Cultura del don y del bien común”. Casi 450 personas procedentes de varias ciudades de Sicilia oriental abarrotaron la sala del congreso en una extraña mezcla de idiomas y dialectos.
Los relatores que dieron su contribución a la mesa redonda eran personas de gran peso. La misma fue moderada por Michele Zanzucchi, director de Cittá Nuova. Mons. Gaetano Zito, Vicario episcopal para la cultura de la Arquidiócesis de Catania, subrayó el valor de la cultura del estar juntos y de la convivencia. Samia Chouchane, delegada para el diálogo interreligioso de la Unión de las Comunidades Islámicas de Italia (U.CO.I.I.) en Sicilia, en su intervención acentuó las motivaciones de la acción: «Las motivaciones están en el corazón de todo. Imaginemos cuánto más si la motivación es el amor a Dios. Esto nos lleva a no ser indiferentes ante todo lo que ocurre a nuestro lado y en el mundo»
Kamel Layachi del Comité Científico del departamento del diálogo interreligioso de la U.CO.I.I. desafió a ambas comunidades para que se abran no sólo al diálogo interreligioso sino también al diálogo intra-religioso para encaminar una reflexión sobre las particulares experiencias religiosas. Margareth Karram del Movimiento de los Focolares en Tierra Santa compartió su experiencia personal. Ella es cristiana, de Palestina, creció en un contexto con presencia mayoritariamente judía y nació – en realidad- en un mundo de diálogo, aún si era un diálogo trabajoso y salpicado por numerosas situaciones que lo frenaban. Y sin embargo, es siempre necesario tratar de conocer al otro, su diversidad, su historia, su cultura: «Hay que conocerse a fondo, no es suficiente la amistad, se precisa un conocimiento profundo. Es la ignorancia lo que nos lleva al miedo». Giusy Brogna encargada del diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares en Sicilia, expresa su gran satisfacción por el congreso: «El camino que hemos emprendido hace algunos años está produciendo sus frutos; siento una gran esperanza y estoy segura de que las dos comunidades, la focolarina y la musulmana, llevarán adelante el diálogo no sólo en Catania sino también en otras ciudades sicilianas».
Al finalizar los trabajos asumieron el compromiso de contribuir económicamente para completar el pago de la excavación de un pozo en Camerún promovido por un proyecto de Acción por un mundo unido (AMU). «El agua es vida – concluyó Kheit Abdelhafid- y el pozo que construiremos juntos será el signo de la vida que existe entre nosotros».
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