Movimiento de los Focolares

También la República Centro Africana verá la paz

Oct 9, 2015

Es el augurio y la esperanza de la comunidad de los Focolares en el país que espera al Papa Francisco a fines de noviembre, el cual ha sido el escenario en estos días de un caos sin precedentes, debido a una crisis que arrastran desde el 2013.

20101009-01Es difícil tener las cifras exactas – la agencia de noticias Misna habla de 60 muertos y 300 heridos – y es también difícil describir la sucesión de los hechos en un país que desde marzo de 2013 – cuando un grupo de rebeldes derrocó al presidente- ha ido cayendo en una grave crisis política que periódicamente parece ir recrudeciendo. Como en estos días. «La situación socio-política empeoró escribe Geneviéve Sanzé, originaria de la República Centro Africana. Las familias cristianas viven entre la casa y el bosque, para que no los encuentren en su casa (arriesgan su vida). Un sacerdote que vive en el norte donde la situación es muy tensa, tiene alojados a 12.000 refugiados en su parroquia, resguardándolos así de los proyectiles que se disparan por doquier. No sabe cómo atenderlos y darles de comer. En la región no hay ninguna autoridad administrativa, política o militar y existe el riesgo de las bombas en los lugares más poblados» Y desde el Focolar de Bangui escriben: «Nos estábamos preparando para hacer algo concreto para construir la paz que tanto necesita nuestro país: una competencia deportiva con equipos mixtos compuestos por cristianos y musulmanes; una marcha por la reconciliación, constituida por personas de todos los grupos, de etnias, confesiones y religiones distintas; un concierto con varios grupos musicales, entre ellos nuestro grupo, para sensibilizar a la opinión pública sobre la exigencia y la necesidad de la paz para el bien de todos; además de continuar con las visitas a los refugiados que están en Bangui y a los presos. A todas estas actividades y otras más habíamos invitado a nuestros amigos musulmanes y de varias iglesias cristianas para realizar juntos estas actividades y todos habían adherido con entusiasmo». «Sin embargo, la primera cita fijada para el 26 de septiembre, no se pudo realizar, porque ese día, aquí en Bangui estalló una masacre – cuenta Bernardine, quien trabaja en la Nunciatura-. Todo comenzó con el descubrimiento de un cuerpo sin vida de un joven musulmán en un barrio habitado por cristianos. Pero hasta ahora no se sabe quién lo asesinó, ni en qué condiciones murió. En el lapso de algunas horas, las casas de los que no eran musulmanes fueron invadidas y muchas personas murieron asesinadas». Han habido muertes, saqueos, destrucción de casas, de iglesias, de escuelas, de las oficinas de los organismos internacionales y mucha gente que huye, entre ellos algunos de la comunidad de los Focolares. Algunos perdieron parientes cercanos. «Nos damos ánimo mutuamente – escriben- continuamos amando, cada uno donde se encuentra, dispuestos a “morir por nuestra gente”. Recen también ustedes con nosotros, por nosotros y por todos aquéllos que viven en situaciones similares». Durante días la ciudad parecía muerta. «Nadie asistía al trabajo – sigue escribiendo Bernardine- los negocios estaban cerrados, los únicos autos que circulaban eran los de las Naciones Unidas o de los militares franceses. La población organizó una manifestación llamando a todos a la desobediencia civil, para pedir la reorganización de un ejército nacional que defienda a la población. Durante la manifestación murieron otras personas y se detuvo todo. En estos días la situación se mejoró un poco, hemos retornado a nuestras actividades, aunque las escuelas están todavía cerradas. Estamos en las manos de Dios y creemos siempre en Su amor. Tarde o temprano llegará la paz a la RCA» Y esta esperanza la sostiene la expectación por la visita del Papa a fines de noviembre. «Toda la población – cuenta Fidelia, del focolar de Bangui- sin distinción de etnias ni religiones, espera con alegría su llegada. Se siente en el ambiente que la gente lo espera como mensajero de esperanza. Todos se están preparando materialmente y espiritualmente para tener el corazón dispuesto a recibir todas las gracias que la visita de Francisco traerá»  

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