Movimiento de los Focolares

Údine: la mezquita no debe dar miedo

Nov 14, 2014

Es el llamado que emerge del encuentro entre los Focolares y la comunidad islámica de Údine: el conocimiento recíproco como vía de educación a la paz y al diálogo intercultural.

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En otras partes de Italia y del mundo ya había sucedido, pero era una novedad para la ciudad de Údine (en el noreste italiano), y tuvo un gran eco en la prensa local. El domingo 19 de octubre se encontraron en el Centro Cultural Balducci alrededor de 150 personas, pertenecientes al Movimiento de los Focolares y fieles musulmanes. Fue una tarde de encuentro, diálogo, oración y –por qué no- de fiesta compartida.  En el momento de la oración, los fieles musulmanes fueron a otra sala a rezar según su tradición, pero antes, el Imán recitó una oración en árabe según su tradición y el sacerdote católico el Padre Nuestro, en el más absoluto respeto y silencio de parte de todos los presentes.

Dos mundos no tan distantes: además de compartir la “regla de oro”, que tienen en común todas las grandes religiones, «No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti», «los cristianos y musulmanes creen en un único Dios – subrayó uno de los responsables del Movimiento de Údine, Franco Vasta-, ambos son hijos de Abraham, tienen un amor desinteresado por el prójimo y un destacado sentido de la familia».

Los musulmanes y los cristianos comparten muchas cosas –confirmó el presidente de la asociación “Misericordia y solidaridad” del Centro islámico udinés, Errachidi Abderrazak – y es importante lograr unir esfuerzos. Pensamos en los jóvenes. Llegar a ellos y transmitirles valores para que no se vayan por caminos equivocados, es un esfuerzo común. Los jóvenes son nuestra principal misión. También por esto tenemos que trabajar juntos».

La amistad entre los Focolares y la comunidad musulmana nació en Trieste, gracias al Imán Abdel Aziz El Barikhi, y ahora ya tiene raíces también en Údine. En la tarde se proyectó el discurso de la fundadora del Movimiento  Chiara Lubich en la mezquita de Malcom Shabazz de Harlem, Nueva York, de 1997, que se considera como el inicio de este camino de diálogo; se prosiguió con historias, testimonios, oraciones y música, que unieron en una sola voz a cristianos y musulmanes también en una fase delicada como la actual: «Los medios de información dan señales erradas mezclando las imágenes de la organización terrorista ISIS con las de las mezquitas, por ejemplo, –afirmó el Padre Pierluigi Di Piazza del Centro Balducci -, una equiparación muy equivocada porque genera el peligro de que la gente use la religión para justificar la violencia».

Pero la voluntad de encontrarse en Údine es fuerte, tanto que llevó a Abderrazak a declarar ante la prensa que: «Si un italiano entrara en nuestra mezquita, sería bienvenido. La mezquita no debe dar miedo. Es un lugar de educación. Enseña a hacer el bien al prójimo. Educa a los jóvenes a seguir el camino correcto. Que no es el camino de la rigidez y la intransigencia».

Este encuentro logró involucrar mucho a los participantes y no va a ser el último. A un periodista que le preguntaba precisamente si habrá otros, Abderrazak respondió: «Sin duda. Son encuentros que abren al diálogo, nos hacen conocernos unos a otros. Admito que el camino no es sencillo. Pero vale la pena proseguir, porque cuando hay conocimiento e integración no hay temor».

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