Un día más…sale el sol

 
El título de una canción del musical “Los Miserables” sirve para dar nombre a la experiencia que han vivido alumnos del Centro Juan XXIII de Granada.

Esta historia comenzó hace un año aproximadamente. Una tarde luminosa de abril el Gen Verde llegaba al Colegio. Estaban de gira pero éste no era un acto previsto: fue inesperada esta visita que se tradujo en dos horas de trabajo y de compartir experiencias con el grupo de teatro del Colegio “Acquaviva”. Aquel rato tuvo otro inesperado fruto: la amistad nacida entre los alumnos y el conjunto internacional, una amistad que hizo nacer una idea: ¿y si les devolvemos la visita?

La idea parecía una locura pero cuando se quiere no hay obstáculos que no se superen. Tras mucho trabajo, ideas, participación, son veintiuno  entre alumnos y profesores los que el veintisiete de abril salen para Roma. Tras una visita rápida pero especial a San Pedro en el Vaticano, se dirigen a Loppiano (Ciudadela Internacional del Movimiento de los Focolares cerca de Florencia).

Al día siguiente, Florencia. La visita a esta ciudad italiana impregna los ojos y el alma de todos de la belleza, esa belleza que a través del teatro quieren transmitir.

Lunes, martes y miércoles son los días de inmersión en Loppiano. Se comienza dando una vuelta para conocer el lugar, la vida y la gente de Loppiano. “Quedamos sin palabras; no esperábamos algo así, pero enseguida nos encontramos que formamos parte de este lugar tan especial… Enseguida nos acoge el Gen Verde en su sala de ensayos y comienza el trabajo. Nos proponemos una cosa: ser cada uno un don para el otro. Y con esta intención el trabajo inicia…y se ven los frutos. No sólo profesionales, sino también en nosotros mismos, que nos sentimos libres, queridos por lo que somos, en casa, en familia”.

Y por eso hay algunos milagrillos: voces que se entonan, coreografías que adquieren armonía, seguridad en los movimientos…y mucho, mucho más: apertura de los corazones, experiencias que se comparten, lágrimas que liberan, problemas que encuentran un rayito de luz.

Y ello culmina el 1 de mayo: junto a 2000 jóvenes se vive una jornada de alegría, de compromiso, de fiesta, de ideales por construir. Basta ver las caras para darse cuenta de que en esos días se ha descubierto una nueva forma de vivir: vivir por los demás, vivir por un mundo unido.

Quizás sirvan como colofón, algunas impresiones:

*…  una vez mas no estaría mal volver a decir cómo la magia de este lugar y de su gente puede influir  tanto en tan poco tiempo. Lo que comenzó como un pequeño grupo amateur de teatro conviviendo juntos solo 5 días se transformó poco a poco y sin darse a penas cuenta en una familia más, a la que gracias a Gen Verde nos pudimos dar cuenta. Esta sensación de reír y llorar es precisamente lo que al hacerlo apoyados en los demás nos hace ser humanos. De compañeros a amigos, de profesores a grandes amigos, de grupo a familia, es la transformación sufrida en solo estos días.

* Y sé que esto no acaba aquí,… recordaremos entonces con cariño estos días inolvidables que nos han cambiado a todos, en los que hemos reído hasta llorar y hemos llorado hasta reír y sobre todo hemos aprendido que no se puede ser feliz si no te das al otro. Esto, como decía, amigos míos, esto no se olvida…

* El haber trabajado con el Gen Verde ha sido un gran honor porque no solo nos han enseñado a saber cantar o actuar sino que nos han enseñado a mirar la vida de otra manera afrontando los problemas con optimismo y alegría y en verdad son tan grandes los sentimientos que hemos experimentado que no se pueden explicar. Solo hay un lema: ”Hacer por el otro” “Todos somos uno” Y porque no, en un futuro podemos vivir con ellos.

* Y no solo nos enseñaron a cantar y actuar sino que a cada uno enseñaron algo más, cada uno sabe bien lo que le enseñaron, a mí por ejemplo me han enseñado que siempre se sale adelante y que se puede apoyar en todos. Hemos tenido momentos emotivos con gente con la que jamás habíamos estado, pero es como si nos conociéramos de toda la vida y la verdad es que fue maravilloso.

*Hemos aprendido a no guardar rencor, a escuchar, a tener empatía con el otro, a ayudar y dejarnos ayudar, a no magnificar los problemas, porque con amor y con Dios en nuestro corazón , todo se puede solucionar. ESTE VIAJE NOS HA MARCADO, Y PARA BIEN.  Que jamás olvidemos aquella última tarde en el taller de Gen Verde, lo que compartimos, lo que sentimos, lo que ansiamos, lo que deseamos….Éramos una familia, éramos todos un don para el otro.

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