La JMJ se acerca

 
Se suceden las catequesis y muchas más actividades mientras llegan jóvenes de todo el mundo.

Brasil se está convirtiendo en la capital juvenil del mundo. Se espera que del 23 al 28 de julio se congreguen en Río de Janeiro dos millones de jóvenes. Mientras muchos ya llevan días por distintas ciudades de Brasil, otros están llegando. Como es el caso de Inma y Quique, dos jóvenes de los Focolares que viajaron el sábado 20 de julio a San Pablo; de allí irán a Río, donde se reunirán con los peregrinos de la Diócesis de Madrid.

La llegada a Brasil fue, como nos cuentan, espectacular: “hemos llegado con una alegría que es difícil describir. El ambiente en el aeropuerto cuando llegamos, era genial. Había un montón de chilenos que nos saludaban con una sonrisa enorme y preguntaban: ‘¿JMJ?’ Sacerdotes que nos preguntaban de donde veníamos y nos bendecían…”

Allí les acogieron también los miembros del Movimiento de los Focolares. … “como si nos conociéramos de toda la vida… en familia”. Aunque también reconocen que entre ellos se entienden “como el Espíritu Santo quiere. Ellos hablan portugués, alguno inglés…”.

La experiencia que ya llevan viviendo todo el curso mientras se preparaban para participar en la JMJ, no la cambian por nada. Se decidieron a participar en ésta, porque la “de Madrid fue una pasada y porque somos jóvenes católicos y queremos decirle al nuevo Papa que estamos con él. Además de que él nos hable y nos de pistas de como vivir nuestra fe en la sociedad de ahora en la que el mundo cada vez nos lo pone más difícil”. Y es que, “los momentos así nos ayudan a confirmar en quien creemos”.

Si Inma y Quique hace pocos días que llegaron, el padre Ángel Camino lleva ya más de una semana en Brasil con la Diócesis de Madrid. Un agustino “joven eterno” que ya ha participado en siete JMJ’s y que nos cuenta: “Cada país ha tenido su toque. Pero la Semana Misionera ha sido totalmente distinta aquí. Una auténtica escuela de vida cristiana entre jóvenes de España y Brasil vivida en el día a día con los hechos, con inmensa alegría”. Los días vividos en San Pablo han estado llenos de momentos inolvidables para cada uno de los participantes: “En los autocares de regreso, nuestros jóvenes hablaban de no haber podido contener las lágrimas”. Y como conclusión, la cena con las familias de acogida: “¡Qué inmensidad de detalles! Sería otro capítulo. La primera semana se lleva un diez. La segunda con el Papa será de matrícula de honor. Pero ciertamente, ésta ha preparado magníficamente lo que será Aparecida y Río”

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