La verdad de Yarmuk

 
La carnicería perpetrada por el Estado Islámico en el campo de refugiados palestino demuestra que no estamos ante una «guerra de religión». Por Michele Zanzucchi.

Reproducimos el artículo de opinión de Michele Zanzucchi para Città Nuova. Un grito por la vida y por las muchas personas asesinadas en los últimos tiempos, muchas de ellas, cristianas.

Yarmuk

“No hay día que no tengamos que echarnos a la espalda una carga de dolor, odio, sangre y lágrimas. Ocurrió a primeros de abril con las noticias sobre la conquista casi total del campo de refugiados palestinos de Yarmuk por parte de las milicias del Estado Islámico, situado a solo 8 km de Damasco, la capital de Siria, así como con las noticias sobre la grave situación que se creó en Adén, Yemen, con el ataque aéreo que llevó a cabo la coalición árabe encabezada por Arabia Saudita contra los chiitas hutíes.

Estas dos dramáticas noticias estaban reclamando la atención internacional por la gravedad de las condiciones en que quedaron miles de civiles inermes. Pero al mismo tiempo tuvieron la utilidad de desmentir a los agoreros que días antes, instrumentalizando también las palabras del

papa Francisco sobre la situación de muchos cristianos perseguidos, no dejaban de hablar abiertamente de «guerra de religión», como consecuencia de un igualmente hipotético «choque de civilizaciones» entre

Occidente y el islam. No hay ninguna guerra de religión en curso. Los fanáticos del Estado Islámico masacraron en Yarmuk a otros musulmanes que no piensan como ellos. La locura de los secuaces del califato simplemente es una bestialidad que hay que detener, tal y como el papa mismo señaló en su momento. Y en Yemen, en cambio, lo que hay es una guerra entre chiíes y suníes para hacerse con el poder en ese país de la península arábiga

. Nada más. Musulmanes contra musulmanes. La religión no tiene nada que ver en todo esto.

En 2003 Juan Pablo II quiso evitar la amalgama que se pretendía hacer entre cristiandad y Occidente cuando condenó hasta el último momento con esa fuerza y ese coraje que le caracterizaban la intervención de Estados Unidos y sus aliados en Iraq. Hoy tenemos que volver a subrayar la neta distinción que hay entre Occidente y cristianismo. Los cristianos están por todas partes y punto. Es necesario denunciar con fuerza y decisión los abusos de que son objeto, sin duda alguna, pero sin demonizar ningún credo ni enfrentar las religiones. Si acaso, las políticas y las estrategias militares y étnicas que se llevan a cabo en cada país.”

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