Dos mujeres y dos castillos

 
En el Año Jubilar Teresiano seguimos publicando textos sobre la relación y el agradecimiento del Movimiento de los Focolares a la Santa de Ávila.

En esta ocasión recogemos un texto que publicara L’Osservatore Romano el 4 de julio de 2012 bajo el título Dos mujeres, dos castillos. Durante el artículo, se pone en relación la espiritualidad de Santa Teresa y la de Chiara Lubich, fundadora de los Focolares.

«Hay dos mujeres que, para conocerlas mejor, revelan una especial sintonía con el objetivo reformador de Benedicto XVI convencido más que nunca de que todo, en la Iglesia y en la sociedad, debe recomenzar de Dios como la mejor garantía para superar la actual crisis cultural, económica y religiosa. Teresa de Ávila y Chiara Lubich dedicaron su vida en épocas diversas a este ideal común, contribuyendo también con sus escritos a una comprensión más genuina de la vida cristiana. Son dos mujeres que han encontrado una amplia escucha en la Iglesia católica. Tenerlas presentes hoy, en la urgencia que se advierte de hacer llegar nuevamente la fe al corazón de la gente, es de especial ayuda.

teresa-de-jeús-2Su actualidad deriva, entre otras cosas, de que ambas fueron paladinas de una renovación espiritual originada en el clima de dos importantes concilios reformadores: Teresa en el cauce de Trento (1545-1563) en el siglo del Renacimiento; Chiara confirmada en su intuición por el Vaticano II (1962-1965) a mitad del siglo XX. Tras las huellas de estos concilios la santa carmelita y la fundadora del Movimiento de los Focolares pusieron en marcha experiencias de vida cristiana benéficas para muchos fieles y para toda la Iglesia.

Los maestros de espiritualidad más acreditados convergen cada vez más en el reconocimiento tanto de la actualidad del pensamiento de Teresa y Chiara, como en la complementariedad de los caminos que ellas propusieron para la imitación de Cristo y la santificación en la vida cotidiana. La fuerza de este pensamiento consiste en la fe vivida por amor y con amor ilimitado por Dios y por el prójimo, el único signo verdaderamente eficaz para la credibilidad del Evangelio a los ojos de nuestros contemporáneos.

El descubrimiento de esta afinidad espiritual entre Teresa y Chiara se debe, en particular, al carmelita Jesús Castellano Cervera, que murió a inicios del pontificado de Benedicto XVI, el Papa teólogo animado por la misma pasión por el primado del amor de Dios en la Iglesia. Ya no debería ser un misterio que este pida con insistencia a la Iglesia católica en su acción reformadora que se deje guiar y plasmar por el amor, encarnado en Jesús, para volver a dar eficacia a la obra de evangelización.

Teresa –como es sabido– es célebre por el Castillo interior, la obra considerada un camino clásico de la santificación personal. Chiara respondió a los signos de nuestro tiempo añadiendo de su parte a la plataforma de Teresa la espiritualidad del castillo exterior, es decir, de la santidad buscada de manera comunitaria como Iglesia. Una seria toma de conciencia de la llamada universal a la santidad reconocida y difundida por el Vaticano II.»

c.d.c.

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