El pasado sábado 16 de septiembre se volvieron a reunir virtualmente todos los miembros de los Focolares repartidos por el mundo. Durante una hora se experimenta la alegría de la unidad en la diversidad, de compartir las alegrías y los desafíos que se encuentran en el intento de construcción de un mundo fraterno.
Bajo el título Volvamos a encender el amor, la cita fue a las 12 h., hora española, aunque se puede volver a ver y con traducciones en diferentes idiomas. Se compartieron noticias y testimonios de vida desde Sri Lanka, India, Italia, Nigeria, los jóvenes del Proyecto Hombre Mundo,…Algunas de estas noticias, también pueden verse individualmente.
También hubo ocasión de escuchar los saludos de Maria Voce, Jesús Morán –Presidenta y Copresidente de los Focolares respectivamente- y algunos de los delegados de los Focolares en el mundo, reunidos en estos días para el encuentro anual.
A continuación, el texto final de la Conexión. Una meditación de Chiara Lubich, propuesta por ella misma el 9 de octubre de 1986:
“Comienza un nuevo año ideal, y para cumplir con prontitud nuestros deberes tendremos necesidad de una grande dote de virtudes. […] Ahora bien, ¿sobre qué centrarnos para adquirir y desarrollar estas virtudes que necesitamos? Es sencillo […] en dejar vivir a Jesús en nosotros en lugar de nuestro “yo”. Pero ¿cuál es el modo para que Jesús viva en nosotros? Ser amor como Dios es Amor (Cf 1Jn 4, 16). Lanzarnos, entonces, fuera de nosotros para amar a los demás.
Nosotros hablamos siempre de amor y podría parecer superfluo subrayarlo también esta vez, pero no es así. […] El no-amor está siempre dispuesto para aventajarnos, escondido quizás detrás de mil excusas.
[…] Volvamos, entonces, a lo que es el “alfa” de nuestra espiritualidad: el amor. Por otra parte, éste es nuestro carisma, y éste es el elemento que el mundo, también hoy, más necesita. Miremos a nuestro alrededor. ¿Dónde encontramos el amor que Jesús trajo a la tierra? Por las calles, en los negocios, en los bares, en las oficinas, por todas partes los hombres pasan el uno al lado del otro, pero indiferentes para con los demás. Si leemos los periódicos: las crónicas refieren casi siempre episodios tristes, de violencia. Existe, sí, el amor humano que une todavía a muchas familias y a las amistades, pero es difícil encontrar el amor cristiano. […]
Nosotros hemos sido suscitados por Dios y elegidos, junto a otros, precisamente para llevar este amor. Es el don, el gran don que debemos hacer a la Humanidad. Es verdad, somos muchos, pero también somos demasiado pocos en relación a la población del mundo. Además, Dios nos ha difundido por todas partes, y por eso, tenemos la posibilidad, poco común, de poder dar testimonio a gran escala de lo que es realmente la naturaleza del cristiano, de su ‘ser amor’. ¡Pero no nos desanimemos!
Si Dios ha extendido con nosotros una red sobre toda la tierra, llegará el día en que ésta sea cada vez más tupida y el mundo podrá constatar más fácilmente – también a través de nosotros – el fuego que Jesús trajo a la tierra.
Volvamos a encender el amor en nuestro corazón. Para que el mundo conozca muy pronto y en todas partes, el amor verdadero, ¡lancémonos a amar! [1]”
[1] Del pensamiento de C.LUBICH, en la Conexión CH del 09/10/1986, El estilo de la Obra de María es el amor, publicado en Juntos en camino. Buenos Aires: Ciudad Nueva, 1988, p. 182-184.