Luigino Bruni en Madrid

 
Presentó su último libro: Job, la desventura de un hombre justo... ¿Por qué no hablar de la Biblia desde el punto de vista de la economía?

Bruni_MadridEl pasado 13 de setiembre, el economista italiano Luigino Bruni intervino en la Universidad CEU San Pablo en el marco de la presentación de la traducción al castellano de su libro Job, la desventura de un hombre justo por parte de la Editorial Ciudad Nueva.

Su obra se encuadra en el intento del autor de tratar de entender la Biblia no sólo como el principal códice histórico de Occidente, sino también como fuente de inspiración para aportar ideas a la reflexión económica actual.

La historia de Job resulta paradigmática en este sentido. La Biblia nos describe el personaje como una persona justa, íntegra y recta a la que en la plenitud de su felicidad, le sobrevienen una serie de grandes desgracias (pérdida de sus bienes materiales, hijos, mujer, lepra,…) que no tienen motivo alguno. Así, la historia bíblica permite aportar tres interesantes reflexiones acerca la lógica retributiva, el sentido de la desventura y el valor de la gratuidad.

Bruni_HernandoEn primer lugar, actualmente vivimos en tiempos que se da culto al mérito, como en la historia de Job. Y es que demasiadas veces consideramos la riqueza (material o humana) como producto exclusivo del propio esfuerzo, y al mismo tiempo, únicamente se entiende la reciprocidad ligada a incentivos.

En segundo lugar, la historia de libro de Job permite reflexionar también acerca de la pobreza no elegida, es decir aquella situación en que potencialmente podemos convertirnos en pobres sin haberlo pedido ni elegido. La desventura de Job llega al límite de lo humano, mostrando situaciones en las que y no existen respuestas.

Finalmente, la historia Job nos enseña a considerar toda riqueza (humana o material) como don, escapando de la lógica que considera la riqueza como consecuencia de nuestros méritos.

En este sentido, para Luigino la historia bíblica nos recuerda la necesidad de insertar la noción de gratuidad en nuestras sociedades meritocráticas. La meritocracia es proclive a herir la dignidad de quiénes se hallan en situación de pobreza, al considerarla implícitamente como elegida. Así, el considerar la riqueza como don y no como mérito, permite evitar juzgar la pobreza. Y es que muchas situaciones ésta no es causa de la propia voluntad de la persona (la falta de esfuerzo) sino a situaciones complicadas de partida. Al mismo tiempo, realza la dignidad de toda persona (que no vale por lo que hace sino por lo que es) y a la vez permite justificar la posibilidad de ser justo intrínsecamente, sin reciprocidad.

Joan Rodríguez Salleras

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