Cerca de los vecinos

 
Aun estando en casa se puede hacer mucho por los demás.

Testimonios de varias personas que desde casa, continúan viviendo por la fraternidad: 

“Ayer al volver de tirar la basura me encontré con José, mi vecino que vive solo; hasta que murió, vivía con su madre, quien le hacía la comida ya que él no puede. Le pregunté si había comido y me dijo que sí, que una vecina le había llevado un plato de comida. Entonces me vino una luz  y le pregunté si me aceptaría una comida, ya que había hecho de más para mi hija. Me dijo que si y se lo pasé. A partir de ahora, al saber que me lo acepta, estaré más pendiente de él”. Juanita

“Coincidiendo con que el pasapalabra era “crear una atmósfera alegre de familia alrededor nuestro”, supe que era el cumpleaños de una vecina y pensé hacerle un dulce. Al final hice un bizcocho para ella y su familia, y otro para compartir con unos vecinos con los que no lograba hablar desde que empezó la cuarentena. Este gesto me ha llenado de alegría, experimentando que formo parte de una familia más grande que la de sangre y que en estos días ha empezado a materializarse en mis vecinos; no solo los de mi escalera, sino también los del edificio de enfrente que no conocía.

Tengo otra vecina mayor para la que estos días están siendo especialmente duros, pues una de sus hijas está muy grave en el hospital. Una vez más mi compañero de piso y yo la hemos intentado tranquilizar, asegurándole que vamos a estar pendientes, le vamos a dar platos de comida,…”. María

“Yo estoy haciendo de madre de mi vecina mayor, a la que tomo la tensión y le doy las pastillas necesarias, que sus hijos me han encargado. Le bajo la basura cuando bajo la mía. Le llevo comida hecha que sé que le gusta y que para ella sola no se hace… Voy a la farmacia por ella, aunque salir siempre me supone mucha ansiedad por esta situación. Intento entrar a su casa lo menos posible pero a veces ella necesita que entre para desahogarse un poco y hablar. Entonces guardando la distancia me siento en el sofá y escucho sus innumerables dolores corporales y angustia por no poder ver a sus hijos y nietos; a veces nos emocionamos porque ella no quiere molestarme, dice; y yo le contesto que si ella no haría lo mismo por mí; entonces dice que ‘sí, claro, por supuesto’, y se tranquiliza. Sus hijos me dicen que están tranquilos porque me tienen a mí.

Con mis otros vecinos también está siendo muy bonico, estamos creando o estrechando aún más nuestras relaciones; hay mucho amor que va y vuelve de muchas maneras”. Tere

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